Unicef llama a la integración…

Bai Kamara, un joven de 17 años que perdió la vista a los diez años, habla en nombre muchos niños africanos que viven con alguna discapacidad cuando dice: “Pensé que era el fin de mi mundo, pero con estudios tengo la esperanza de que voy a ser útil a la sociedad y no viviré en la calle”.

Bai Kamara está inscrito en el Centro de Unicef para la Educación de Ciegos y Deficientes Visuales de la capital de Sierra Leona, Freetown, donde se está trabajando para crear una versión en Braille del Acta de los Derechos del Niño del paí­s.

Millones de niños en ífrica viven con algún tipo de discapacidad. En el Dí­a del Niño Africano de 2012, Unicef hizo un llamamiento a las familias, las comunidades y los gobiernos de todo el continente para proteger a los niños con discapacidad de la discriminación, la violencia y el abandono, y que les proporcionen acceso a todos los servicios que necesitan para crecer sanos y puedan desarrollar su potencial.

“Los niños que viven con discapacidad siguen siendo los más excluidos de todos los grupos de niños en ífrica. Sólo una pequeña parte de ellos van a la escuela, y muchos menos reciben la educación adecuada que necesitan”, afirmaba la Responsable de la Unidad de Discapacidad de Unicef, Rosangela Berman Bieler.

Según las estadí­sticas, entre el 5 y el 10 por ciento de los niños africanos tiene alguna discapacidad. Además de producirse por trastornos genéticos y complicaciones durante el parto, las causas principales son la poliomielitis, el sarampión, la meningitis y la malaria cerebral, así­ como la falta de atención sanitaria prenatal y neonatal y de una dieta inadecuada que provoca un retraso en el crecimiento.

Hasta el momento, 25 de los 55 paí­ses que hay en ífrica no han ratificado la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que establece que los niños con discapacidad deben ser protegidos contra toda forma de discriminación, y que deberí­an tener acceso a la educación, salud y protección. Al firmar esta convención, los paí­ses se comprometen a promover la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad.

El número de niños con discapacidad que va a la escuela es, en la mayorí­a de los paí­ses, inferior al resto de niños. Según un informe realizado en 2011 por Unicef en Madagascar, sólo el 11 por ciento de los niños con discapacidad va a la escuela primaria, siendo incluso inferior el número de niñas. Casi todos los niños entrevistados reconocieron haber sido ridiculizados por otros niños. Debido a tal intimidación, así­ como la falta de prácticas integradoras, los niños con discapacidad son más propensos a abandonar la escuela que el resto de niños. Además, su nivel de aprendizaje es a menudo inferior porque las escuelas no están diseñadas para responder a sus necesidades y los profesores a menudo no están formados adecuadamente.

Los niños albinos están particularmente en riesgo de exclusión e incluso son ví­ctimas de ataques. Tanzania, el paí­s con una de las mayores tasas de personas albinas de todo el mundo, mantiene a niños y adultos albinos en centros de protección especial para protegerlos de la violencia e incluso de ser asesinados debido a la creencia existente de que algunas partes de su cuerpo dan buena suerte y fortuna.

“Animo a la adopción de medidas legislativas para mejorar el bienestar socioeconómico de los niños que viven con alguna discapacidad, así­ como la puesta en marcha de programas de protección y de rehabilitación”, manifestaba Agnes Kabore Ouattara, presidenta del Comité Africano de Expertos sobre los Derechos y el Bienestar del Niño.

Un número importante de paí­ses africanos ha puesto en marcha leyes especí­ficas y polí­ticas o estrategias nacionales para responder a las necesidades de los niños con discapacidades. Sin embargo, muchos paí­ses no llevan a cabo programas de integración ni asignan recursos, aunque se llevan a cabo actividades destinadas a ayudar a los niños con discapacidad a alcanzar todo su potencial.

Ruanda es uno de los paí­ses que más han invertido en educación especializada destinada a niños con discapacidades. El número de niños que se beneficia de educación especial aumentó de 632 en el año 2000 a cerca de 17.000 en 2010. En Ghana, unos 6.900 estudiantes asistí­an a escuelas especiales en 2009/2010. En Guinea, la ONG Centro de Nimba, con el apoyo de Unicef, organiza un curso de formación de tres años de duración para casi 90 niños sobre comercio, ballet, punto, reparación de calzado, alfabetización y costura. El Ministerio de Educación de Lesotho ha establecido una Unidad de Educación Especial que apoya la integración de alumnos con necesidades educativas especiales en las escuelas ordinarias, y organiza cursos de formación destinados a profesores.

Unicef está apoyando el desarrollo de estrategias nacionales para la educación inclusiva en varios paí­ses africanos, que incluye la formación de profesores y la creación de instalaciones y material didáctico. Además de esto, Unicef realiza intervenciones concretas dirigidas a los niños con discapacidades, como la distribución en Zimbawe de libros de texto en Braille para los niños con discapacidad visual.

Con motivo del Dí­a del Niño Africano, las oficinas de UNICEF en ífrica, sobretodo las de Benin, Guinea, Ghana, la República Democrática del Congo y Zimbawe, llevaron a cabo actividades y actos públicos para dar a conocer la situación de los niños con discapacidades.

El Dí­a del Niño Africano conmemora una marcha que se produjo en 1976 en Soweto, Sudáfrica, en la que miles de estudiantes africanos salieron a las calles para protestar por la mala calidad de su educación y para exigir su derecho a recibir clases en su propio idioma. Cientos de niños fueron atacados y en las dos semanas siguientes de protestas más de un centenar de personas murieron y más de un millar resultaron heridas. Para honrar la memoria de los muertos y el valor de todos los que participaron en la marcha, se conmemora el Dí­a del Niño Africano cada 16 de junio desde 1991, impulsado por la Organización de la Unidad Africana. Este dí­a también sirve para llamar la atención sobre la situación en la que se encuentran los niños africanos de hoy.