Los lesionados medulares podrían mejorar su calidad de vida con una nueva terapia
Los lesionados medulares -y también las personas con problemas circulatorios- podrían experimentar mejoras en sus sistemas vascular y musculo-esquelético mediante una nueva terapia que combina y sincroniza tratamientos basados en vibraciones con la ‘electroestimulación’.
Se trata de una terapia coordinada desde Valladolid por la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC), fruto de una investigación clínica, en la que participan el Centro de Investigación en Discapacidad Física (Cidif) de Aspaym y el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.
Dicha investigación, organizada en cuatro fases, comenzó hace año y medio y sus responsables esperan poder concluir el proyecto a finales de este año. Actualmente, se han completado las dos fases iniciales. La primera de ellas consistió en un estudio piloto al que siguió la aplicación de esta terapia en personas sanas, en las que se observó una mejora de la circulación sanguínea y del tejido óseo. Así lo explicó, el propio responsable de la investigación, Pedro Jesús Marín, quien ha resaltado la novedad que supone combinar las terapias de vibraciones y electroestimulación, en las cuales ya se venía investigando por separado ‘en los últimos diez años’.
Desde que comenzaron los trabajos, el equipo que coordina Marín ha analizado el comportamiento de más de una veintena de pacientes, en los cuales han visto cómo se incrementaba la temperatura interna y el flujo sanguíneo, por lo que también resulta útil para la recuperación del organismo tras la práctica deportiva.
Las dos fases restantes del estudio serían la aplicación de la terapia a lesionados medulares y el análisis del comportamiento de los músculos tras varias semanas, así como la velocidad con que el sistema vascular y musculo-esquelético recupera su situación inicial tras el fin de la terapia.
No obstante, el propio Marín reconoció que, pese a los beneficios para las personas aquejadas por problemas óseos, esta terapia no está recomendada para aquellas que padecen una osteoporosis ‘muy avanzada’, puesto que sus huesos son ‘más frágiles’ y las vibraciones mecánicas podrían provocar fracturas.
Por último, uno de los retos de este proyecto clínico es el de establecer la intensidad de la frecuencia eléctrica que se aplica en la estimulación del paciente en el caso de aquellos que sufren lesiones medulares, ya que su falta de sensibilidad impide que ellos mismos adviertan si es o no la adecuada.