La Iglesia italiana sale en…

Esta semana, la prensa italiana convirtió a un sacerdote de Porto Garibaldi en blanco de severas crí­ticas por haber negado la Primera Comunión a un niño con discapacidad intelectual. El Arzobispo de Ferrara-Camacchio, Mons. Paolo Rabitti, salió en defensa del presbí­tero y explicó que no fue la discapacidad sino la falta de preparación de la familia, la que llevó a tomar esta decisión.

En declaraciones a Radio Vaticana, Mons. Rabitti explicó que el sacerdote Piergiorgio Zaghi intentó ofrecer sin discriminación alguna la misma formación que se da a todos los menores que reciben la Primera Comunión.

El párroco de Porto Garibaldi ofrece a los niños una preparación de dos años para recibir este sacramento. “El camino de preparación se hizo intensivo desde octubre. La Primera Comunión tuvo lugar en un dí­a muy significativo ”“el Jueves Santo, y unos padres ajenos a la parroquia se dirigieron al párroco el 29 de febrero para que su hijo discapacitado mental también celebrase la Primera Comunión”.

Debido a la falta de preparación, el sacerdote explicó a los padres que deberí­an asistir con el niño a Misa durante el mes que faltaba para Jueves Santo, “pero solo vinieron pocas veces: el niño habrá participado un par de veces en la Misa y otras tantas a los encuentros de catequesis”, señaló.

El sacerdote “comunicó a los padres que los periodos de preparación, no habí­an madurado lo suficiente”, y en este sentido propuso administrarle la Comunión después de la correspondiente catequesis.

Como dato adicional, durante los ensayos el niño habí­a escupido en un par de ocasiones la hostia sin consagrar, y era necesario familiarizarlo con el sacramento. “Pero los padres consideraron la decisión como ‘discriminación'”, lamentó Mons. Rabitti.

Mons. Rabitti recordó que el Papa Benedicto XVI indica que cuando una familia alimenta bien su fe y su hijo “es discapacitado de forma total, los Sacramentos son administrados para que la fe de la familia sostenga durante toda la vida a esta criatura”, y en este sentido “no se puede llevar -al niño- a los sacramentos con una impreparación total”.