El Supremo rechaza indemnizar a…

Los afectados por la talidomida no tendrán una indemnización del laboratorio que fabricó el medicamento, Grí¼nenthal. La Sala de lo Civil del Tribunal Supremo ha acordado este miércoles rechazar por ocho votos a uno el recurso de la Asociación de Ví­ctimas de la Talidomida en España (Avite), apoyada por la fiscalí­a, al entender que la indemnización que reclamaban estaba prescrita. El magistrado que ha votado a favor de indemnizar a los afectados presentará un voto particular.

El Supremo ha confirmado así­ la sentencia del año pasado de la Audiencia Provincial de Madrid, que desestimó la demanda de responsabilidad civil contra Grí¼nenthal al entender que estaba prescrito. El argumento se basa a que la ingesta de las mujeres del fármaco se produjo a finales de los cincuenta y principios de los sesenta del siglo pasado, aunque los afectados alegan que no hubo reconocimiento oficial de sus lesiones y su causa hasta 2010, por lo que no pudieron emprender acciones antes.

El pleno de la Sala de lo Civil del Supremo ha confirmado este miércoles la resolución de la Audiencia, que consideró que los daños estaban prescritos porque ha transcurrido con creces el plazo de un año que la ley establece para el ejercicio de este tipo de acciones. Los magistrados del alto tribunal consideran “indudable” que los daños que sufren los afectados se debieron a la Talidomida, pero creen que el plazo de un año no puede marcarse con relación al real decreto de 2010 que regula la concesión de indemnizaciones, sino que hay que ponerlo en “periodos muy anteriores” en los que, aseguran los jueces, los afectados ya pudieron demandar a la empresa farmacéutica.

El Supremo deja abierta la puerta, como ya hizo la Audiencia provincial, a futuras reclamaciones civiles y en el caso de que aparezcan daños no conocidos hasta ahora o que se agreguen los actuales.

“Estaba en el guión, pero no lo entiende ni el que la dictó”. Con una frase resume Rafael Basterrechea, vicepresidente de Avite, la decepción de la asociación por una sentencia que echa atrás lo que creí­an que tení­an ganado hace dos años. “Estoy un poco avergonzado de ser español. Seguramente de 47 millones de españoles, solo entienden el fallo 11”, afirma. La rabia y la tristeza se mezclan en sus declaraciones. “El que tiene hace lo que quiere, y el que no tiene, se aguanta”, añade.

Pero no todo son quejas. “La lucha no ha terminado. Ahora tenemos que digerir el palo, pero nos quedan el Tribunal Constitucional y el de Derechos Humanos de Estrasburgo. Lo que pasa es que cada vez estamos más cansados. Cada proceso son años, dinero. Al final ganaremos cuando tengamos ochenta años o hayamos muerto y cobren la indemnización nuestros hijos o nuestros nietos”, afirma resignado.

El caso de momento, solo afectaba a 24 personas, “las que estábamos reconocidas por el Gobierno” en 2010, recuerda Basterrechea. “Pero en él estaba también la ilusión de los otros 500 afectados de la asociación”. “Solo nos queda coger aire, apretar los dientes y adelante. Está claro que nadie va a hacer nada por nosotros. Desde luego, no lo va a hacer este Gobierno. Así­ que somos nosotros los que tenemos que luchar”.