Desayunar mucho y cenar poco, beneficioso para controlar la diabetes
Comer mucho para desayunar y cenar poco podría ayudar a las personas con diabetes tipo 2 a mantener el azúcar en sangre bajo control, según un pequeño ensayo.
El estudio de 18 personas adultas con diabetes tipo 2 descubrió que las personas tenían unos niveles de azúcar en la sangre más bajos cuando el desayuno era su comida más abundante y la cena la más ligera. En promedio, sus niveles de azúcar en la sangre después de comer eran un 20 por ciento más bajos, en comparación con los días en que desayunaban poco y comían mucho por la noche. Pero antes de que las personas con diabetes empiecen a atiborrarse en el desayuno, hay grandes advertencias que hacer, según los expertos.
En primer lugar, el estudio observó los efectos del azúcar en la sangre durante solamente una semana. “Ahora tenemos que demostrar que el horario de las comidas con un desayuno rico en calorías y una cena reducida funciona a largo plazo: de tres a seis meses”, dijo la investigadora principal, la Dra. Daniela Jakubowicz, de la Universidad de Tel Aviv, en Israel. Además, las dietas de este estudio se controlaron cuidadosamente, de modo que en cada comida había un equilibrio particular de carbohidratos, proteínas y grasa. La ingesta general de calorías también se limitó a aproximadamente 1,500 calorías al día.
Según Jakubowicz, se debería mantener el mismo principio aunque las personas comieran más calorías diarias. Un desayuno proporcionalmente grande y una cena más pequeña aún podrían ayudar a controlar el azúcar en la sangre. Pero otros investigadores que revisaron el estudio indicaron algunas dificultades para traer esta dieta al mundo real. Una es por cuestiones prácticas. “Si la mayoría de las personas fueran todavía granjeros, esto sería natural”, dijo Judith Wylie-Rosett, jefa de promoción de la salud e investigación sobre la nutrición en el Colegio de Medicina Albert Einstein de la ciudad de Nueva York.
Por último, en la sociedad de hoy en día, las personas a menudo tienen mucha prisa por la mañana, indicó Wylie-Rosett. “Muchas personas se saltan el desayuno por completo, y entonces comen mucho en la cena”, dijo. Este estudio, según Wylie-Rosett, refuerza algo que la investigación (y el saber popular) consideran que es cierto: saltarse el desayuno probablemente no sea bueno.Y aunque sentarse a la mesa ante un festín por la mañana quizá no sea factible, las personas con diabetes podrían todavía beneficiarse de unos cambios menos dramáticos, dijo Wylie-Rosett. “Creo que es razonable para las personas comer algo al menos en el desayuno, y cenar algo más ligero”, señaló. “Y los cambios más pequeños a menudo son más fáciles de mantener a lo largo del tiempo”.