Asesinan a otros tres trabajadores…

Tres nuevos asesinatos han elevado hoy a nueve el número de trabajadores de la campaña de vacunación contra la polio asesinados en Pakistán en las últimas 48 horas en lo que se sospecha que es una ola de crí­menes coordinada por la insurgencia talibán.

A la muerte de un vacunador el lunes y de cinco mujeres -una de ellas de 14 años- se suma al asesinato esta mañana de otro miembro de los equipos sanitarios que fue tiroteado en Peshawar, capital de la provincia septentrional de Khyber Pakhtunkwa (KPK), así­ como de una vacunadora y su conductor en el distrito de Charsadda, según informa la cadena BBC.

Todos los ataques han sido perpetrados por hombres enmascarados que dispararon desde motocicletas para luego darse a la fuga.

A pesar de que la ola de muertes llevó ayer al Gobierno federal a ordenar la suspensión de la campaña, el Gobierno regional de KPK desoyó la instrucción y decidió continuar hoy con la vacunación de tres dí­as a pesar de las amenazas contra la seguridad.

“Hemos seguido porque lo más importante es acabar con la polio”, dijo un responsable del Ministerio regional de Salud, Alí­ Sha, mientras que un responsable policial de Peshawar afirmó que “se está dando protección a los equipos de vacunación”.

Aunque no ha habido ninguna reivindicación formal de la ola de atentados, las sospechas apuntan a la insurgencia talibán (agrupada en Pakistán bajo las siglas TTP) ya que grupos afines a ella en las áreas tribales amenazaron en verano con atacar a los vacunadores.

Lo que en principio fue un boicot de algunos grupos tribales locales para reivindicar mejoras económicas ante la administración local se convirtió rápidamente en una campaña contra la vacunación con argumentos que hicieron fortuna entre los locales.

Una de las primeras justificaciones que dieron los talibán a las amenazas contra los vacunadores es que éstos eran espí­as de EEUU, como lo era un médico paquistaní­ que participó en las labores de localización de Osama bin Laden el año pasado.

El doctor Shakil Afridi, condenado a 33 años de prisión, ayudó a montar una falsa campaña de vacunación infantil contra la hepatitis en la zona donde se creí­a que estaba Bin Laden para obtener muestras de ADN de la sangre de los vacunados.

La vacuna contra la hepatitis es inyectada mientras que la de la polio se administra en forma de gotas.

Un argumento más reciente de los talibán es que la campaña de vacunación contra la polio es parte de un complot de Occidente para esterilizar a los musulmanes.

A pesar de que toda esa propaganda se habí­a traducido en amenazas directas e incluso en el asesinato el pasado julio de un miembro de los equipos de vacunación en Karachi, hasta esta semana no habí­a habido una ola coordinada de ataques.

Los atentados de las últimas 48 horas se han producido en la provincia de KPK, de mayorí­a pastún, y en la ciudad meridional de Karachi, con una nutrida presencia de habitantes de esta etnia y creciente foco de actividad del TTP.

La poliomielitis es una enfermedad ví­rica contagiosa que puede afectar el sistema nervioso central y producir parálisis; se trata de una dolencia que no tiene cura pero cuya prevención mediante una vacuna oral es fácil.

Pakistán es el único paí­s junto a Afganistán y Nigeria en la que la polio es aún endémica y las autoridades locales realizan junto a agencias internacionales un importante esfuerzo para inmunizar a todos los niños menores de cinco años del paí­s.

Según el organismo oficial que coordina la lucha contra esta enfermedad, cada año se realizan cuatro campañas nacionales de varios dí­as de duración en las que reciben la vacuna unos 34 millones de niños.

Las cifras oficiales indican que el año pasado se registraron en Pakistán 198 casos, mientras que en 2012 ya se han contabilizado 56.