El anisakis, posible factor de…

Un estudio realizado en pacientes con tumores gastrointestinales ha revelado la presencia en suero de anticuerpos contra el anisakis, a pesar de que nunca habí­an experimentado sí­ntomas de la infección por el parásito.

Según los investigadores -entre los que se encuentran cientí­ficos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)-, el anisakis deberí­a tenerse en cuenta como posible factor de riesgo en el desarrollo de este tipo de cáncer. Casi un centenar de pacientes con tumores gastrointestinales presentaron una elevada proporción de anticuerpos contra el anisakis, aunque ninguno habí­a experimentado sí­ntomas de anisakiasis, la enfermedad que provoca el parásito alojado en determinados pescados. Esta es la principal conclusión de una investigación en la que participa la UCM. “El estudio mide la presencia de anticuerpos en sangre, un rastro que queda en los pacientes que alguna vez, en el pasado, estuvieron en contacto con el parásito”, explicó Javier Arias Dí­az, catedrático de Cirugí­a de la UCM y uno de los autores del trabajo, publicado en la revista ‘Medicine’. Los cientí­ficos realizaron estudios serológicos -búsqueda de anticuerpos en suero- de 94 pacientes, todos ellos sin antecedentes de contacto previo con anisakis. La mitad sufrí­an tumores gastrointestinales y la otra mitad estaban sanos. La edad media de los dos grupos era de 70 y 65 años, respectivamente. “Nuestros resultados muestran que es más frecuente encontrar signos de haber contactado con anisakis en aquellos pacientes con cáncer de estómago o de colon, que son, además, sitios tí­picos de anclaje del parásito”, indicó el catedrático. Según los autores -que forman parte del Hospital Ramón y Cajal, IdiPAZ, Hospital Clí­nico San Carlos y el Hospital Universitario La Paz-, la infección pudo ocurrir mucho tiempo atrás y ser asintomática, o bien cursar con sí­ntomas leves e inespecí­ficos que pudieron confundirse con una reacción alérgica o una indigestión. “Cuando se ingiere un pescado con larvas de anisakis, éste produce inflamaciones locales formada por células inmunes que tratan de eliminar al parásito. En una inflamación crónica, la acción continuada del entorno rico en radicales libres del oxí­geno y otros productos tóxicos que se crea localmente puede acabar dañando el ADN celular y causar cáncer”, afirmó Arias Dí­az.