Los expertos estiman que una de cada cinco personas tiene dislexia en España. Marí­a Sanz Pastor es la presidenta de la Asociación Madrid con la Dislexia, una entidad que defiende los derechos de las personas que viven con este problema.

La dislexia es una dificultad especí­fica en el aprendizaje, pero no una enfermedad ni una malformación, explica Sanz Pastor, que estos dí­as ha participado en las Jornadas de la Dislexia, celebradas en la capital de España y organizadas por la Asociación Española de Dislexia y Familia (Disfam).

Y es que, como Sanz Pastor reconoce, no es fácil decir qué es la dislexia, que, por otra parte, no conoce ni la escuela ni la sociedad en general. “Los niños disléxicos saben que lo saben, sienten que son iguales que sus compañeros, pero se frustran diariamente al no poder reflejar al mundo que saben y que son igual de capaces que el resto”, dice San Pastor. “Cuando un niño suspende, fracasa una y otra vez, de manera sistemática, su código interno va a ser constantemente un yo no puedo, un yo no valgo. Un año tras otro se convierte en un drama para el que no todo el mundo es capaz de encontrar la salida”, añade.

Por último, a juicio de Sanz Pastor, la escuela no está preparada para educar a un alumno con dislexia, pese a que no precisa para ello de grandes recursos económicos.