Rí­o abre su corazón a…

Rí­o de Janeiro abrió su corazón al mundo este miércoles (madrugada del jueves en España) dando la bienvenida a las 160 delegaciones que participarán en los Juegos Paralí­mpicos con una sentida ceremonia de inauguración que se prolongó durante tres horas en el estadio de Maracaná y que fue un canto a la inclusión ante la presencia de una multitud de personas que abarrotaron las gradas, con capacidad para casi 80.000 espectadores.

La ceremonia se inspiró en el concepto del “despertar de los cinco sentidos”, en la inclusión y en la idea de que el corazón no conoce lí­mites y es lo que une a los seres humanos, con lo que estuvo alejada de la de ”˜superhumanos”™ de Londres 2012. En las pantallas del estadio se proyectó un ví­deo protagonizado por el presidente del Comité Paralí­mpico Internacional (CPI), Phil Craven, quien recorrió algunos lugares emblemáticos de Stoke Mandeville (Gran Bretaña), cuna del movimiento paralí­mpico, y Rí­o de Janeiro mientras se apresuraba a llegar a tiempo a Maracaná para dar inicio a la cuenta atrás para la ceremonia. Aaron Wheelz, atleta en silla de ruedas que bajó desde lo alto del estadio por una gran rampa de 17 metros (equivalente a un edificio de seis plantas), atravesó un gran aro que marcaba el número cero y cayó sobre una colchoneta gigante, y una sucesión de fuegos artificiales fueron la antesala del espectáculo. La ceremonia dedicó un apartado especial a la invención de la rueda como sí­mbolo de ayuda para la movilidad, desde bebés y niños hasta ancianos y personas con discapacidad; al sentido de la vista con un espectáculo de haces de luz procedentes de bastones de ciegos, y a la diversidad con formas geométricas perfectas iban cambiando gradualmente. La ”˜nación carioca”™ también se expuso sobre el centro del estadio, con el nadador Daniel Dias (dueño de 16 medallas paralí­mpicas) como protagonista de un ví­deo que se proyectó como una piscina gigante en Maracaná y tras el que se resaltó la playa, la cultura, los deportes y la hospitalidad de Brasil, antes de que sonara el himno de este paí­s con el maestro Joao Carlos Martins al piano.