Angustias Cobo, una mujer de 67 años que vive sin piernas desde que se las amputaron a los 23, ha visto reducida su pensión de dependencia porque ha mejorado mucho, según la Generalitat Valenciana.

Hace 11 años le reconocieron “grado de minusvalí­a del 75%” y cuando entró en vigor la Ley de Dependencia, la Conselleria de Bienestar Social estableció que tení­a una dependencia de “grado 3 y nivel 1”³, de las consideradas “severas”. Desde entonces cobra 416 euros al mes, según informa el diario Levante.

“Siguen sin crecerme las piernas”, bromea Angustias. Pero la Administración valenciana ha decidido retirarle la pensión con el argumento de que su situación ha mejorado de forma notable, bajando su dependencia a una de “grado 1 y nivel 1”³, pasando de “severa” a “moderada”.

En realidad lo que ha hecho la usuaria en más de una década es empeorar, “por la edad” y por “otros achaques” como la osteoporosis, que le ha provocado la pérdida de gran parte de la movilidad del brazo izquierdo, del que incluso ha tenido que ser intervenida.

Angustias, que vive en el municipio de Quart de Poblet, se desplaza por su casa en un pequeño taburete con ruedas y no puede salir a la calle si no está su marido: “Hay tres escalones en el portal que no puedo salvar si no me bajan en el carro”, cuenta.