La Asamblea General de las Naciones Unidas en 2016 proclamó el 11 de febrero el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Según esta organización, la ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En la actualidad, se avala con datos esa diferencia en cuanto a géneros respecto a las actividades científicas. De hecho, menos del 30% de los investigadores son mujeres. No obstante, en el contexto de la pandemia provocada por el COVID-19 han sido diferentes nombres de  mujeres científicas los que se han dado a conocer por sus aportaciones en la lucha contra el virus. Podemos pensar en  Chen Wei o Kizzmekia Colbert, responsable del equipo científico detrás de la vacuna con la farmacéutica Moderna. O bien, pensando en años anteriores, fue la viróloga June Hart la primera persona en el mundo que descubrió un coronavirus.

Dentro del tema que nos envuelve en FAMMA, se hace complicado encontrar a mujeres con discapacidad participando activamente en campos de trabajo relacionados con la ciencia. Aun así, han existido personas como Wanda Díaz Merced, doctora en astrofísica con aportaciones brillantes relacionadas con la sonificación; María Da Penha, biofarmacéutica brasileña con paraplejia o Mileva Maric, quien hizo grandes aportaciones a la Teoría de la Relatividad. Todas ellas, ejemplos de mujeres científicas con discapacidad.