Médicos españoles realizan por primera…

En la imagen, un equipo de cirujanos.El Hospital Miguel Servet de Zaragoza ha sido pionero al realizar una intervención cardí­aca para salvar la vida de una niña nacida con 31 semanas y 1,5 kilogramos, que no se habí­a hecho hasta ahora en el mundo en un bebé de ese peso. Su evolución es favorable, aunque sigue ingresada en el centro.

 Así­ lo han explicado en rueda de prensa uno de los cardiólogos pediátricos que ha realizado esta intervención, Lorenzo Jiménez, el facultativo de la Unidad de Neonatos, Segundo Rite, la subdirectora del hospital, Rosa Cortés, y la supervisora de Enfermerí­a de la Unidad de Neonatos, Juani Abadí­a.

Esta niña es fruto de un parto de trillizos, en el que también nacieron otra niña y un niño, que han tenido una evolución favorable. En el caso de la bebé operada, Victoria, se realizó la intervención el 31 de octubre pasado, a los 13 dí­as de haber nacido, tras no haber conseguir un adecuado riego del pulmón por sufrir una atresia pulmonar, una falta de perforación de la válvula de la arteria que va a los pulmones. Jiménez ha señalado que esta patologí­a se soluciona con cirugí­a abierta, implantando un tubo artificial que conduce la sangre desde la arteria del brazo al pulmón. Sin embargo, en este caso, se desechó porque habí­a un “riesgo quirúrgico alto” al “ser una niña prematura, con un kilo y medio de peso”, además de que no hay material tan pequeño. Por ese motivo, decidieron recurrir al ductus, una arteria que comunica la aorta con la arteria pulmonar mientras el feto está en el vientre de la madre, pero que se cierra cuando el niño nace. En esta ocasión, todaví­a estaba abierto por lo que los cardiólogos le implantaron un pequeño ‘stent’, un tubo de malla de metal, para mantener el ductus abierto, permitiendo el flujo de la sangre al pulmón.

Por último, Jiménez ha comentado que esta técnica se utiliza en dos hospitales de Madrid, otros dos de Barcelona y uno de Bilbao, pero en neonatos a término -con 40 semanas de gestación- y de más peso -al menos de dos kilos- y no se habí­a hecho todaví­a en Aragón, aunque él sí­ la habí­a practicado en Barcelona. Según ha sostenido, “hací­a tiempo que habí­amos pensado en realizarla” y, finalmente, “surgió este caso, tení­amos el material y la colaboración de todo el personal y la pusimos en marcha” ya qu, de lo contrario, la niña iba a fallecer.