Los facultativos españoles diagnostican mil…

En la imagen, un niño con cáncer en una sala de quimioterapia.

Los facultativos españoles diagnostican unos 1.100 nuevos casos de cáncer al año en niños de hasta 14 años, según revela el último registro nacional de tumores infantiles, que también indica que casi el 80% de los pequeños que padecen esta patologí­a logran superarla.

No obstante, en las estadí­sticas de hace veinte años el í­ndice de supervivencia a cinco años del diagnóstico era un 43% inferior y un 50% mayor el riesgo de fracaso. Sin embargo, las cifras actuales, con datos recogidos de diagnósticos de los años 2000 a 2004, ya indican que la supervivencia a los cinco años de la enfermedad es de entre el 77 y el 80%. Por otra parte, el tipo de cáncer más frecuente en España en los niños de hasta catorce años es la leucemia (un 25%), seguido por las neoplasias del sistema nervioso central (19,6%) y de los linfomas (13,6%). Todos estos datos, los últimos existentes sobre la incidencia y control del cáncer infantil en la población, fueron facilitados esta semana por el presidente de la Fundación Española de Pediatrí­a, Luis Madero; el de la Sociedad Española de Hematologí­a y Oncologí­a Pediátrica (SEHOP), Tomás Acha, y el director del registro nacional de este tipo de tumores, Rafael Peris, entre otros. Son las cifras más recientes, pero ya se está trabajando en un próximo í­ndice de supervivencia a cinco años de los diagnósticos de todos los tumores infantiles detectados en España entre 2005 y 2007.
El último porcentaje del 80% es mayor que el que se consigue en los adultos, con lo que los datos son esperanzadores y se deben en parte, según los doctores, a la creación de unidades de oncologí­a pediátrica, es decir, equipos ubicados en los servicios pediátricos de hospitales en los que los niños son atendidos de forma multidisciplinar.

Por último, otra causa que apuntala este í­ndice de supervivencia son los óptimos métodos de imágenes, la utilización de la resonancia magnética en el diagnóstico inicial y del PET (tomografí­a por emisión de positrones) para la valoración funcional de respuesta a algunos tratamientos o en caso de posibles recaí­das, y las mejoras en el tratamiento asistencial a los niños, mediante protocolos estandarizados internacionales.