Los cientí­ficos hallan una clave…

En la imagen, una experta en VIH en un laboratorio de investigación clí­nica.

Un grupo de investigadores estadounidenses acaba de descubrir la estructura quí­mica exacta de la cápside del VIH, una cubierta de proteí­na que protege el material genético del virus y es la clave de su virulencia.

Precisamente, este hallazgo podrí­a conducir a nuevas formas de defenderse de un virus a menudo cambiante, según publica en portada la revista ‘Nature’. La cápside se ha convertido en un objetivo atractivo para el desarrollo de nuevos fármacos antirretrovirales.

Los cientí­ficos han intentado durante mucho tiempo entender cómo se construye la cápside del VIH y, para ello, han utilizado una variedad de técnicas de laboratorio, como criomicroscopí­a electrónica, tomografí­a crio-EM, espectroscopia de resonancia magnética nuclear y cristalografí­a de rayos X, para analizar las partes individuales de la cápside con el fin de revelar detalles y obtener un sentido completo.

Sin embargo, hasta la llegada de los superordenadores petaescala nadie podí­a juntar toda la cápside del VIH, un conjunto de más de 1.300 proteí­nas idénticas que forman una estructura en forma de cono, de forma detallada a nivel atómico. Las simulaciones que agregan las piezas que faltan en el rompecabezas se llevaron a cabo durante las pruebas de ‘Blue Waters’, un nuevo superordenador del Centro Nacional para Aplicaciones de Supercomputación de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign, Estados Unidos.

Por otra parte, investigaciones anteriores habí­an demostrado que la cápside del VIH contiene una serie de proteí­nas idénticas. Los cientí­ficos sabí­an que las proteí­nas se disponen en pentágonos y hexágonos y supusieron que los pentágonos forman las esquinas más fuertemente redondeadas de la forma cápside visao con un microscopio electrónico, pero desconocí­an cuántos de estos bloques de construcción de proteí­nas eran necesarios o cómo los pentágonos y hexágonos se unen para formar la cápside. Dirigido por el profesor de Biologí­a Estructural Peijun Zhang, el equipo de Pittsburgh expuso los componentes básicos de la cápside a condiciones de alta salinidad, llevando a las proteí­nas a juntarse en tubos hechos de hexágonos. Otros experimentos revelaron interacciones entre las regiones especí­ficas de las proteí­nas que son “fundamentales para el ensamblaje de la cápside y la estabilidad y la infectividad viral”, informan los investigadores.