La visión del cáncer que…

La imagen del cáncer que se muestra en la mayorí­a de las pelí­culas cinematográficas, presentando a estos enfermos como sentenciados a muerte sin posibilidad alguna de sobrevivir a la enfermedad,  se aleja y mucho de la realidad, según demuestra un estudio de la Universidad de la Sapienza (Roma). Los investigadores animan a los cineastas a hacer un esfuerzo por acercarse más a la realidad ya que el cine puede ser un instrumento valioso para concienciar a la población sobre la enfermedad y los nuevos tratamientos disponibles.

El estudio, dirigido el investigador Luciano de Fiore, ha consistido en analizar 82 pelí­culas en las que uno de los protagonistas padecí­a cáncer. En ocasiones la trama abordaba los factores ambientales que dan origen a la enfermedad, como en “Erin Brockovich” o “Michael Clayton”, mientras que otras reflejaban el coste económico de los tratamientos, como en “Legí­tima Defensa” o el manejo de los sí­ntomas, como “Amar la Vida” o “Elegir un amor”.  La investigación demostró que en todas o casi todas las pelí­culas el personaje principal con cáncer acaba falleciendo. Este hecho, según reconoce este investigador, se aleja de la realidad y de los avances que se han logrado en el manejo y tratamiento de cáncer.

Según el experto, “muy a menudo la persona enferma no logra superar la enfermedad y su muerte puede ser incluso apropiada para el desenlace de la trama” y lamenta que “este patrón esté tan fuertemente estandarizado que persiste a pesar del progreso real que se ha logrado en los tratamientos”.

Además de la excesiva mortalidad, otro aspecto importante que revela el estudio es que los cineastas no suelen centrarse en los tumores más frecuentes. Así­, aunque el cáncer de mama tiene un impacto muy alto en las mujeres, rara vez se representa. En lugar de ello, predominan en las pelí­culas formas relativamente raras de cáncer como la leucemia, los linfomas y tumores cerebrales.

Por ello, y aunque el experto asume que el cáncer no es un asunto que pueda representarse con facilidad, anima a los cineastas a “hacer un esfuerzo por acercarse más a la realidad”.

De hecho, los cientí­ficos afirman que el cine podrí­a ser un instrumento muy valioso para concienciar a la población sobre la enfermedad y sobre los nuevos tratamientos que están ahora disponibles.