La inclusiva, un restaurante adaptado…

El local es accesible, el menú está en braille y los camareros deben saber lenguaje de signos.

Afuera del local, o también en la terraza, se escucha el sonido de los coches que transitan por la avenida Irarrázabal. Juan Muñoz es uno de los socios de la sangucherí­a La Inclusiva. Es sordo, lo que no le impide hablar con fluidez y entendimiento. Él la fundó, él la atiende, y se pasea con platos contundentes de hamburguesas, sándwiches y aperitivos caseros.

Cuenta por qué se le ocurrió fundar este restaurante: “Empecé a buscar trabajo para poder tener recursos y pasé por más de 17 entrevistas. En ninguna parte me aceptaron. Para mí­ ser sordo no me impide nada”.

A la entrada del restaurante hay una rampa para personas en silla de ruedas; los camareros deben saber lenguaje de señas, y algunos de ellos también tienen discapacidad de algún tipo. Además, el menú está en idioma braille.

Fernando Valencia es otro de los fundadores de esta empresa culinaria. Habla que ya llevan 3 meses en funcionamiento; fue abierto en noviembre de 2016. Él se desempeña en la caja del restaurante y está aprendiendo el lenguaje de señas.

Hay una brecha enorme entre una persona con discapacidad y una que no tiene discapacidad”, dice el segundo de los tres socios del local que tiene como slogan no hay barrera que te impida comer bien.