La dieta mediterránea puede reducir…

En la imagen, hortalizas y productos fundamentales en la dieta mediterránea.En los últimos años, han sido varios los estudios, con sello español, que han vinculado la dieta mediterránea con una mejor salud cardiovascular.

El protagonismo del aceite de oliva o de los frutos secos aportan las grasas buenas que contribuyen a que nuestras arterias se mantengan jóvenes y limpias de residuos que obstruyan la circulación. Ahora los beneficios observados en los problemas cardiacos parecen que también podrí­an estar presentes en el cáncer de mama, según los resultados del estudio EpiGEICAM, que se ha presentado en Madrid. Según este trabajo, la dieta mediterránea está asociada con una reducción del 30% del riesgo de sufrir un tumor de este tipo.

En España, cada año unas 26.000 mujeres se ven afectadas por un cáncer de mama, tumor que cada vez aparece en un número mayor de personas, con un incremento anual que está entre el 0,7% y el 1,6%. La prevención es el objetivo principal de médicos e investigadores, aunque un tratamiento eficaz frente a los diferentes estadios del cáncer es el más deseado por pacientes y familiares.

Marina Pollán, investigadora del Centro Nacional de Epidemiologí­a del Instituto de Salud Carlos III y una de las principales autoras de este estudio, ha señalado en rueda de prensa que, según los resultados de este estudio epidemiológico en cáncer de mama, el efecto de la dieta en este tipo de tumores es muy importante. La investigación, publicada en la revista British Journal of Cancer, que ha sido financiada por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) y promovida por el Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam) -un grupo de referencia formado por oncólogos de toda España-, ha analizado los datos de unas 2.000 españolas.

Por último, en concreto, el trabajo -en el que han participado 23 centros hospitalarios españoles- ha evaluado a través de cuestionarios realizados a 1.017 mujeres sanas y 1.017 mujeres con un diagnóstico de cáncer de mama la dieta que estas participantes habí­an tenido durante los cinco años previos al estudio.