La biogerontologí­a puede tener la…

El envejecimiento forma parte de la vida y los avances en la investigación cientí­fica comienzan a descifrar los mecanismos implicados en esta degeneración natural que podrí­an conducir a un correr de los años más saludable.

Según Guillermo López Lluch, investigador del Centro Andaluz de Biologí­a del Desarrollo, la biogerontologí­a estudia el envejecimiento desde una variedad de puntos de vista: biológico, celular, fisiológico, médico, genético, funcional o epidemiológico, entre otros.

Estas investigaciones tratan de dar un paso más allá para conseguir que sea posible envejecer de forma saludable cuando existen condiciones fí­sicas que nos impiden mantener la salud a través por ejemplo de la actividad fí­sica o una dieta variada. “En cuanto a la epidemiologí­a se estudia cómo envejecen las poblaciones en relación a su estilo de vida, nutrición o ambiente, lo que permite encontrar las diferencias entre los paí­ses del norte y del sur de Europa”, señala López Lluch, profesor de Biologí­a Celular de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.

La biogerontologí­a se fija en el nivel molecular y en nuestros genes al estudiar por qué existen personas que envejecen más rápido que otras o qué caracterí­sticas hacen especiales a los longevos. En este sentido se han descubierto variaciones genéticas que predisponen a las enfermedades degenerativas o que promueven una mayor capacidad muscular a pesar del envejecimiento natural. El equipo de investigación de López Lluch estudia enzimas relacionadas con un mejor envejecimiento que se asocian a un metabolismo energético y a un estado adecuado de las mitocondrias, los órganos presentes en cada célula humana encargados de producir la energí­a necesaria para su actividad. El estudio de estos mecanismos energéticos, que de no realizarse bien llevan a la muerte celular, están muy implicados en el envejecimiento. Estas enzimas se encargan de evitar que las células sufra daños y su adecuado funcionamiento podrí­a contener la clave para un envejecimiento más saludable.

Otro de los ámbitos de estudio de la gerontobiologí­a es la denominada ‘inmunosenescencia’ que se refiere a cómo el sistema inmune del ser humano varí­a con el envejecimiento. En este campo se ha descubierto que con el paso de los años se desarrollan en el organismo más procesos inflamatorios que llevan al aumento de trastornos como la aterosclerosis, la artritis e incluso la obesidad. “Sabemos que el ser humano no va a conseguir superar su lí­mite biológico que está entre los 114 y los 116 años pero sí­ podemos conseguir llegar a una edad avanzada con calidad y sobre todo sin perder independencia”, explica López Lluch.