Identifican una nueva proteína ‘dormida’ en los tumores sanguíneos
Normalmente, en el origen de un tumor siempre hay una mutación, una alteración genética que permite a las células perder su orden habitual y multiplicarse sin control. Pero no es habitual que una sola proteína inactiva esté detrás del origen de un cáncer, como ahora acaba de descubrir un equipo de investigadores españoles liderados por Carlos López-Otín.
La proteína se llama AIRAPL y en trabajos anteriores con el gusano C. elegans ya se había observado que cuando se inhibe su acción el animal muere prematuramente. Por eso, el equipo del catedrático de la Universidad de Oviedo se interesó por el papel que podía tener esta pieza en otra especie animal más desarrollada como los ratones. «Desarrollamos un modelo de ratón en el que inactivamos desde el nacimiento esta proteína e inmediatamente los animales desarrollaron un tipo de tumor hematopoyético», explica Fernando García Osorio, investigador del departamento de Bioquímica y Biología Molecular y principal autor del estudio que este lunes publica la revista Nature Medicine. Esa observación les permitió concluir que AIRAPL -una proteína de la que no se tenía en realidad mucha información- es un potente supresor tumoral, que cuando deja de funcionar correctamente permite el desarrollo de tumores en la médula ósea, los llamados síndromes mieoloproliferativos (como es el caso de algunas leucemias habituales en personas mayores). Además, como destaca desde Oviedo Carlos López-Otín, el trabajo es importante porque demuestra que «es posible generar tumores mediante cambios en la estabilidad de las proteínas, sin necesidad de acumular mutaciones en el genoma». Además, añade, la identificación de AIRAPL como un nuevo -y desconocido hasta ahora- supresor tumoral lo convierte en un factor «tanto diagnóstico como terapéutico».