El ventrículo artificial, alternativa al trasplante de corazón en pacientes con otra grave patología
íngel Luis Sánchez Bayón, de 66 años, presentaba un ventrículo izquierdo con menos de un 15% de capacidad de eyección (bombeo de sangre), sumado a patología coronaria grave y a diabetes como principales enfermedades asociadas. «Aunque el paciente tenía el perfil adecuado para ser candidato a trasplante cardiaco, las patologías asociadas complicaban mucho la viabilidad de esta intervención», asegura el doctor Gregorio Rábago, director del Servicio de Cirugía Cardiaca de la Clínica Universidad de Navarra y cirujano que lideró la intervención.
Remitido por el Servicio de Cardiología del Hospital de Navarra (Servicio Navarro de Salud), con el que este departamento mantiene una estrecha colaboración, el equipo de cirujanos cardíacos del centro hospitalario universitario debía valorar la opción más adecuada entre un trasplante cardiaco o el implante de un dispositivo de asistencia mecánica permanente. Tras estudiar la historia clínica y la situación actual del paciente, los especialistas de ambos centros navarros optaron por esta segunda opción como solución terapéutica más beneficiosa.
De este modo, íngel Luis Sánchez Bayón, natural de Madrid y vecino de Cadreita (Navarra), se convirtió en el segundo paciente al que se le ha implantado en España un ventrículo artificial de forma definitiva. El dispositivo se denomina HeartMate II y sustituye también la opción de un corazón artificial. La operación se llevó a cabo con éxito el pasado 27 de septiembre. Tuvo una duración de 5 horas y el paciente requirió 5 días de UCI y 13 de ingreso hospitalario en planta. A los 18 días de la intervención recibió el alta médica.
El ventrículo artificial Heartmate II se compone de una bomba mecánica que funciona de forma paralela al corazón, conectada por un extremo al ventrículo izquierdo y por el otro a la aorta. Su principal función consiste en ayudar al órgano cardiaco a bombear la sangre con la fuerza necesaria para que llegue a todo el organismo, sustituyendo la actuación del ventrículo izquierdo. «El cometido del HeartMate es suplir la función de este ventrículo», subraya el doctor Rábago.
El dispositivo está formado por una bomba mecánica provista de un motor con turbina que al girar consigue impulsar la sangre. Para ello la turbina gira de forma permanente gracias a un cable a través del cual recibe la energía necesaria procedente de dos baterías externas que debe llevar el paciente en un cinturón. A su vez, el dispositivo se mantiene conectado a un sistema de control que, junto a las baterías, forma parte de un circuito externo.
Las baterías que alimentan la turbina del ventrículo artificial tienen una autonomía de entre 12 y 14 horas frente a las 5 horas de un corazón artificial. Según la casa fabricante, se estima que la vida útil del HeartMate II es de unos diez años. En definitiva, apunta el doctor Rábago, «se trata de un dispositivo que permite al paciente llevar una vida bastante próxima a la normalidad, evitándole una hospitalización frecuente o continua».
Desde el alta hospitalaria, el paciente ha ingresado una sola vez para ajustar el tratamiento y es seguido de forma ambulatoria por su cardiólogo en Tudela y por el Servicio de Cirugía Cardiaca de la Clínica.
Otra de las ventajas que aporta el HeartMate II es que «al no tratarse de un órgano de donante -como ocurre en el caso de un trasplante cardiaco-, sino de un dispositivo electrónico, no genera rechazo alguno en el paciente lo que le evita tomar medicación inmunosupresora de por vida», destaca el especialista.
En concreto, el paciente intervenido, íngel Luis Sánchez Bayón, ha presentado una tolerancia muy buena al ventrículo artificial. El control posterior que debe llevar el paciente es el habitual en la toma de fármacos anticoagulantes. «Podemos asegurar que en el plazo de un año el íngel se habrá adaptado totalmente a la vida con este dispositivo. Desde el principio, ha reducido significativamente la medicación que tomaba antes de la intervención y evita los constantes ingresos hospitalarios a los que se veía obligado», explica el cirujano cardiaco.
En hospitales internacionales el ventrículo artificial HeartMate II se utiliza de forma más habitual como solución «puente» durante el tiempo de espera para un trasplante cardiaco, «ya que en otros países los plazos para recibir un órgano de donante suelen ser mucho más prolongados que en España», advierte el especialista. En conclusión, el doctor Rábago destaca que «numerosos estudios internacionales han puesto de manifiesto que la eficacia de estos dispositivos permite realizar una vida normal, con un considerable ahorro económico, a pacientes con insuficiencia cardiaca terminal que hasta ahora no contaban con otras opciones terapéuticas».
Los antecedentes médicos de íngel Luis Sánchez Bayón eran en sí mismos «de infarto». Diez cateterismos, siete stents y dos angioplastias (dilataciones) en las arterias coronarias, siete ictus cerebrales y otros tantos paros cardiacos habían dejado la capacidad de su corazón bajo mínimos. Con esta historia clínica su perfil era el de un claro candidato a trasplante de corazón. Sin embargo, su complicado estado de salud sumaba en su haber hipertensión, diabetes e insuficiencia renal entre otras patologías relevantes.
Dada la precariedad de su corazón, tres años antes, en 2008, a este madrileño de nacimiento y navarro de adopción tuvieron que implantarle en la Clínica Universidad de Navarra un desfibrilador. «Gracias a este dispositivo hoy sigo vivo porque me dio tres o cuatro descargas seguidas tras las que acudí deprisa al Hospital Reina Sofía de Tudela. Allí comprobaron que el desfibrilador había conseguido remontarme de tres infartos», recuerda. Sus primeros problemas de salud comenzaron en 2001 con un diagnóstico de hipertensión muy elevada. Pero no fue hasta 2003 cuando su estado empeoró al manifestársele una diabetes y sufrir el primer ictus cerebral y el primer infarto de miocardio.
Desde entonces el seguimiento de su atención médica lo han llevado en el Hospital Reina Sofía de la capital ribera. Ante el creciente agravamiento de su salud, desde el centro hospitalario de Tudela decidieron derivarlo a la Clínica Universidad de Navarra para valorar un trasplante u otra alternativa. A la vista del historial médico de íngel, el equipo médico que le examinó en la Clínica, en concreto el de cirugía cardiaca, dirigido por el doctor Gregorio Rábago, determinó que la mejor opción era la colocación de un ventrículo artificial (HeartMate II) de forma permanente.