Demuestran las propiedades 'anticancerí­genas' de…

Las bacterias del ácido láctico (BAL) son un grupo de microorganismos que producen ácido láctico y por esta función son usadas en la industria para darle ciertas cualidades a los alimentos. Sin embargo, más allá de sus usos industriales, investigadores del Grupo Microbiologí­a e Inmunologí­a la Universidad de Jaén (UJA) han comprobado los efectos tóxicos de una de estas bacterias, el Lactobacillus plantarum, en una lí­nea celular humana de leucemia mieloide. Esta enfermedad se caracterizada por la rápida proliferación de células anormales que se acumulan en la médula ósea e interfieren en la producción de células normales.

Precisamente, según ha informado este miércoles en una nota la Fundación Descubre, los investigadores obtuvieron la bacteria de manera pura del kéfir, un producto lácteo fermentado, para comprobar sus efectos sobre el sistema inmune. “Existen bastantes trabajos cientí­ficos sobre los efectos de las bacterias prebióticas sobre las células intestinales, pero nosotros querí­amos comprobar su acción con otros tipos celulares. En concreto, trabajamos con células leucémicas”, ha explicado la investigadora de la Universidad de Jaén Elena Puertollano Vacas.

Los expertos cultivaron el Lactobacillus plantarum y separaron el sobrenadante, es decir, aquellas sustancias que las bacterias expulsan y les sirven para comunicarse con su entorno e interacturar con otras. Precisamente, advirtieron que en estos compuestos bioactivos estaba la clave. “Comprobamos que frenaban el crecimiento de las células tumorales. Cuanto más concentración de sobrenadante, mayor era la inhibición del crecimiento de las células”, ha matizado. Por tanto, el siguiente paso fue intentar dilucidar los mecanismos de actuación del sobrenadante que provocaban esa acción tóxica sobre las células. “Comprobamos que son capaces de inducir la necrosis de la célula, es decir, la muerte inflamatoria”, ha detallado la investigadora.

Por último, además, el sobrenadante, esas moléculas expulsadas por las bacterias, induce a la diferenciación celular. Esta acción resulta fundamental en el cáncer, donde las células crecen de manera desordenada y, por tanto, sin función. La acción de los sobrenadantes serí­a otorgarles una tarea, es decir, que se conviertan en un tipo de célula concreto y, por tanto, dejan de ser cancerosas. “El cáncer se caracteriza por una se multiplican descontrolada de células sin función en ningún tejido. Si rompemos ese crecimiento desordenado es como si le encargáramos una tarea y se pusieran a trabajar en ese sentido”, ha zanjado.