De la Isla de Pascua…

Una de las principales consecuencias de la vejez es la disminución de las habilidades cognitivas como la memoria y el aprendizaje; la situación es más dramática con el desarrollo del mal de Alzheimer. Pero cientí­ficos de la Universidad de Texas, en EE.UU. están investigando cómo prevenir ese deterioro mental y, en algunos casos, revertirlo con un medicamento que se origina en la Isla de Pascua.

La rapamicina -del nombre original de la isla, Rapa Nui- fue suministrada a ratones de laboratorio sanos durante toda la extensión de sus vidas ampliando la memoria y aprendizaje en los jóvenes y mejorando estas facultades en los ancianos.

Según los investigadores, las implicaciones son importantes en el tratamiento de la demencia causada por la vejez y tendrí­a un impacto enorme en la reducción de costos del cuidado de la salud y mejoramiento en la calidad de vida de la creciente población anciana.

La rapamicina es una especie de antibiótico, antifungal, que se extrae del suelo de la Isla de Pascua. Es un quí­mico producido por una bacteria que, como muchos otros agentes farmacológicos, resultan tener muchos usos benéficos en la medicina humana y uno de los cuales resulta ser la desaceleración del proceso de envejecimiento.

“Es una sustancia ya conocida con una propiedad que inhibe una proteí­na involucrada en el metabolismo celular”, dijo a BBC Mundo Verónica Galván, doctora en neurociencia de la Universidad de Texas que investiga los mecanismos moleculares que producen Alzheimer.

Su investigación, explica la doctora Galván, es la segunda fase de unos experimentos que se iniciaron hace unos tres años en los que se observaron los efectos de la rapamicina en le proceso de la vejez.

En esa ocasión suministraron el fármaco a ratones que tení­an el equivalente humano de 60 años y los animales vivieron 30% más que los que no recibieron el medicamento. Lo sobresaliente fue que el mismo resultado se obtuvo en tres laboratorios diferentes.

“El mayor factor de riesgo de Alzheimer está relacionado con la vejez”, expresó la cientí­fica. “Así­ que, si este fármaco tiene un efecto sobre el envejecimiento, deberí­a también tener un efecto sobre la progresión de Alzheimer”.

Las pruebas si realizaron midiendo la habilidad cognitiva en términos de aprendizaje y memoria de ratones como el tratar de aprender a salir de un laberinto o recordar la locación de una plataforma o puerta en particular.

A los que se les incluyó rapamicina en su dieta no sufrieron de sí­ntomas de Alzheimer a medida que envejecí­an, comentó la doctora. Encontraron que también podí­an tratar y frenar la enfermedad en animales que la padecí­an. “Hicimos los experimentos tanto con sujetos que no manifestaban deterioro cognitivo como con los que ya lo tení­an desarrollado y en ambos casos tuvimos resultados positivos”.

Lo que se piensa es que la rapamicina está actuando sobre una función celular crí­tica que afecta una serie de procesos clave que definen muchos aspectos de la vejez.

El doctor Steven Austad, profesor y director interino del Instituto Barshop de Estudios sobre Longevidad y Vejez en la Universidad de Texas, explicó a la BBC que la células del cerebro funcionan gracias a unas proteí­nas que deben estar “dobladas” de manera muy precisa, “como el arte japonés origami de doblar papel”, para que puedan realizar su trabajo.

“Con el paso del tiempo se dañan y se doblan mal y empiezan a dar señales equivocadas, inclusive se pueden volver tóxicas”, afirmó. “”Lo que hace la rapamicina es estimular otras moléculas que mantienen y reciclan las proteí­nas para que continúen jóvenes y funcionales en las células del cerebro. Esto es crucial para que se pueda continuar aprendiendo y pensando”.

El doctor Austad indicó que los miles de estudios realizados sobre Alzheimer siempre se han enfocado en las lesiones cerebrales que se manifiestan con la enfermedad. Sin embargo, el estudio del Insituto Barshop aborda una de las causas fundamentales del mal, el proceso de envejecimiento.

“Es un concepto totalmente nuevo de cómo tratar Alzheimer, por eso es tan emocionante”, manifestó a la BBC.

Aunque todaví­a no se ha probado en humanos, las implicaciones serí­an dramáticas, asegura el doctor Austad. “Si funciona tan bien en humanos como en animales esto serí­a casi como un medicamento milagroso”.

Con el envejecimiento de la población mundial se espera que para mediados de este siglo el número de personas mayores de 85 años se triplicará y la mitad de personas que tienen esa edad ya sufren de algún tipo de demencia, principalmente Alzheimer, comentó el galeno.

“Si esto resulta ser una manera de prevenir, tratar y revertir Alzheimer, se ahorrarí­an millones en gastos de salud y se mejorarí­a la calidad de vida enormemente”, señaló.

Añade que los efectos cognitivos de la rapamicina no son los únicos que muestran promesa. El fármaco ha sido efectivo en el tratamiento de cáncer y enfermedad cardiovascular que auguran muchos beneficios para la población anciana, presumiendo que funcione en humanos de la misma manera que en ratones.

Según los cientí­ficos, ya están iniciando experimentos en primates y negociando las pruebas en pacientes humanos. El medicamento ha estado en uso durante algún tiempo y no está sujeto a todas las trabas que se le presentan a fármacos nuevos.

“Si todo va bien, en el lapso de unos diez años sabrí­amos algo sobre el efecto que tienen en humanos”, concluyó el Steven Austad