Un 'padre coraje' hace a…

R., de 6 años, tiene parálisis cerebral y microcefalia, lo que le supone una discapacidad del 86%. A consecuencia de estos trastornos de nacimiento la niña no puede hablar ni caminar; tiene estereotipias y dificultades psicomotrices.

A su corta edad, R. ha sufrido ya tres operaciones: de estrabismo, de aductores y de cadera. Esta última intervención -cinco tornillos y una placa en la cadera-, en febrero de este año, le dejó dolencias en las piernas. Todos los problemas de salud por los que ha pasado R. han provocado que la niña tenga que usar diferentes ortopedias para mejorar su calidad de vida.

Así­, viene utilizando un bipedestador, para acostumbrarse a estar de pie; un gateador; unas rodilleras; una silla de ruedas y un ”˜ángulo bóvat”™, que consiste en una estructura curvada que corrige la postura de la niña cuando está sentada. Ana y José Manuel, los padres de R., ingresan unos 1.000 euros mensuales, lo que, sumado a los gastos habituales de la familia -tienen otro hijo menor y en enero de este año les adjudicaron un piso adaptado a personas con movilidad reducida con alquiler de 400 euros- ha dificultado que puedan acceder a especialistas que R. necesita pero no entran en la sanidad pública, según confirma CatSalut.

Además, por lo que respecta a las ortopedias que la niña requiere, también han encontrado alguna que otra dificultad. Con respecto al andador -que vale unos 2.000 euros-, por ejemplo, como habí­an pedido anteriormente un bipedestador, tení­an que esperar tres años y la doctora no les pudo prescribir el informe para que lo financiara el sistema de salud. “Y querí­amos que la niña empezara a moverse”, dice la madre. Tampoco les fue fácil la obtención del ‘ángulo bóvat’: “Nos dijeron que, al no tener la niña un año, todaví­a no le entraba en la Seguridad Social -extremo que confirma CatSalut-, así­ que debí­amos adelantar parte del dinero y nos era imposible”.

José Manuel, 23 años trabajando como carpintero, tuvo la ocurrencia de, dados los escollos en el camino, empezar a hacer lo que su hija necesitaba y el sistema sanitario le negaba. “Llevo seis años construyéndole a mi hija ortopedias a mano. Busco la foto en internet, veo cómo es y la hago”.