Telmo Irureta: “Caminar y follar…

“La discapacidad se ve y se vive con ella, pero luego en pantalla hay muy poca representación. Todavía no hemos reflejado toda la realidad”. Aun así, Telmo Irureta ha conseguido hacerse un hueco en el mundo del cine con su papel en la película La consagración de la primavera, dirigida por Fernando Franco. Una primera aparición en la gran pantalla con la que ha logrado estar nominado a mejor actor revelación en los Premios Goya. “Fue un subidón, me puse muy contento. (…) Solo el estar nominado me parece muy guay, se te ha mencionado, se te ha visto, sabe más gente que existo, que me dedico a esto y que soy como soy”, comenta el candidato al galardón.

Sin embargo, según ha contado el actor a FAMMA, el camino no ha sido fácil: “Teniendo una discapacidad sí es mucho más difícil porque no hay tantos personajes para unas condiciones físicas tan distintas, tan alejadas de la mayoría de la gente. Dicen que si eres mujer tienes menos posibilidades, que a partir de los 40, todavía menos, y si vas en una silla de ruedas o tienes un cuerpo ‘torcido’ o lo que sea es como… eres invisible”.

Una escasa representación que ve necesario paliar. Según Telmo, una mayor visibilidad de la discapacidad en la ficción permitiría que estas personas pudiesen sentirse identificadas: “Hay mucha gente de todo tipo y nos gusta ver los cuerpos de siempre, que nos han dicho que son cuerpos bonitos, ‘perfectos’. Y digo yo: ‘¿Quién te ha dicho que lo tuyo es perfecto y lo mío no?’ A mí por ejemplo me hubiera ayudado de pequeño, bueno, ahora también, ver gente, ver cuerpos como el mío en el cine, en el teatro, para sentirme identificado. Igual así seríamos menos acomplejados”. Pero la falta de referentes no fue un impedimento para él.

Telmo supo desde pequeño a qué se quería dedicar. Aunque intentó experimentar en otro ámbito estudiando Magisterio y Pedagogía, al terminar la segunda carrera lo tuvo claro: “Cuando acabé Pedagogía dije ‘ahora tengo que hacer algo que me guste de verdad. Voy a intentar a ver qué tal me va en la escuela de teatro”. Y el cambio de rumbo no le ha ido mal. Influenciado también por su tía, la actriz Elena Irureta, se matriculó en el Taller de Artes Escénicas de San Sebastián: “A mí me gusta mucho jugar y como el teatro es un poco juego… Es como vivir jugando”.

En esta escuela vivió los inicios de su carrera profesional y sus primeras experiencias encima del escenario, donde el humor siempre ha ocupado un lugar primordial, como en la primera obra de teatro que realizó ante público en 2015: “Mi personaje era el vacilón, el puñetero. Y a mí hacer de listillo me gustaba mucho. (…) Hablaba un poco con cachondeo, con un toque irónico de la discapacidad, como si fuera algo buenísimo, como las ventajas que tengo”. Esencia que rescató para desarrollar su monólogo Toquecito minus, en el que explica los beneficios de vivir con parálisis cerebral con un tono cargado de ironía y con el que ha llenado muchas salas a nivel nacional. “En vez de discapacidad digo que tengo un ‘toquecito minus’, que queda más guay”, señala.

Y es que el humor es una herramienta básica en la personalidad de Telmo, tanto a la hora de enfrentarse a los obstáculos que la vida puede colocar, como para concienciar: “Yo creo que el humor es muy importante porque ayuda mucho. Es tener una visión con un poco de color. Si te ha tocado vivir algo oscuro o algo negro, no lo vas a coger desde el victimismo, es mejor, te descojonas de lo peor y ya está. Por lo menos sacas algo bueno. (…) A la hora de sensibilizar o que te entiendan, es como que llegas más fácil porque el humor atrae. Si explicas lo duro que es algo y le metes un toque de humor, ahí impacta más y duele más también, y me encanta eso”.

Este ingenio lo comparte con David, el personaje que encarna en La consagración de la primavera, su primer largometraje y por el que es candidato al Goya. “Mi personaje y yo compartimos el sentido del humor y también cómo nos descojonamos y la manera de enfocar los problemas de la vida, que lo llevan bien”, apunta. Pero no es lo único que tienen en común. A los dos les gusta provocar y hablar de sexualidad, de sexo, tema que aborda la película y que permite derribar prejuicios acerca de las personas con discapacidad. Según Telmo, es una cuestión que se desconoce y de la que se sabe muy poco: “Muchas veces se habla en tercera persona, se dice ‘las personas con discapacidad’ o ‘las personas con parálisis cerebral’, pero ya que nosotros lo vivimos en primera persona, pues vamos a hablar nosotros antes de que hablen de fuera y nos digan algo que no es del todo así. Parece que estamos todos en el mismo saco, que sentimos lo mismo o que vivimos la sexualidad de una manera, una sola, y no. Entonces lo bonito es escuchar a cada uno y saber que podemos tener cosas en común y otras no. Por ejemplo, a David le gustan mucho las chicas, a Telmo le gustan mucho los chicos”.

La consagracion de la primavera
Valèria Sorolla y Telmo Irureta en un fotograma de La consagración de la primavera

Otro tema que aparece en la película es la figura del asistente sexual, para la que él tiene una opinión clara: “Me parece que para mucha gente puede ser una gran ayuda porque es verdad que desde el momento que tienes alguna discapacidad física mucha gente ya no te ve como ligue posible, porque no gustas y porque asustas, entonces si asustas lo tienes más complicado para ligar y, si para ligar es complicado, pues para llegar a tener sexo más todavía. Entonces si hay complicaciones también tiene que haber facilidades y si hay gente que se dedica a eso y te ofrecen placer, pues bienvenido”.

Según Telmo, el desconocimiento sobre el sexo en las personas con discapacidad puede alcanzar tal punto que muchas personas crean que no existe. “Que no se imaginen que vivimos la sexualidad o que piensen que no podemos tener sexo, que nos vean como niños o como angelitos también es un muro. Es como ‘Hola, que estoy aquí, que yo tengo ganas, tú igual no, pero yo, que sepas que sí’. (…) Si ves a uno en silla, igual ni te imaginas que quiere contigo, porque como está en silla y no puede hacer nada… ¡Pues claro que puede! No sé son como prejuicios. Cuando estás sentado en una silla parece que de cintura para abajo no sientes nada. Igual alguno no siente, pero igual otros sí, es solo que no puede caminar. Caminar y follar no son lo mismo. Y por eso yo creo que me gusta hablar de sexo, pero no porque sea sexo, es porque como hay tantas ideas equivocadas, para romper con eso”, subraya el actor guipuzcoano.

Acercar el asunto de la sexualidad, normalizarlo, hablar de los deseos y romper tabúes eran también sus objetivos cuando escribió junto a su amigo Kepa Errasti la obra de teatro Sexpiertos (Sexberdinak), protagonizada por él y por Aitziber Garmedia. “Seguir siendo provocativo, romper esquemas, que piensen en cosas que no han pensado mucho o que se les ha dedicado poco tiempo, y también que se jodan”, así explica Telmo qué es lo que pretendía transmitir con esta obra, que busca que el público se ponga en el lugar de la persona con discapacidad y sepan lo que siente “cuando alguien dice algo o mira de no sé qué manera”. Además, Sexpiertos persigue mostrar todo lo que une a los dos personajes que aparecen: “Para que se vea también que no somos tan distintos, aunque seamos diferentes, todos tenemos miedos, sueños, nos enfadamos y tenemos ganas de sentirnos queridos y deseados”.

De estos prejuicios y barreras sexuales prefiere hablar antes que de las barreras arquitectónicas con las que se encuentran las personas con movilidad reducida, aunque no les reste importancia. “Cuando oyes discapacidad, ya es típico preguntar cómo están las aceras, si está adaptado este sitio. Es importante (…), pero es un tema que me motiva menos que el sexo, porque discapacidad va unido con barreras arquitectónicas y nadie piensa en las mentales y las sexuales. Es como venga… ¿Por qué no? Igual que has juntado discapacidad con escalones y ascensores, por qué no juntamos discapacidad también con condones. Es para hacer otra unión, que muy pocas veces van a unidos”, indica Telmo.

Y respecto a las barreras sexuales, matiza: “Las barreras sexuales muchas veces son las mentales porque mi sexualidad más que yo la limitan las mentes de mis ligues o de mis no ligues. Esto le ha llevado a sufrir el rechazo en primera persona, reflejado en una de las historias que ha relatado a FAMMA, en la que quedó con un chico que conoció por Internet: “Quedáis para lo que queráis. Porque como ya has dicho que estás en silla de ruedas y a él no le importa, pero… ¿Qué pasa? Que no es solo que tenga una silla, es que tengo una silla y un cuerpo distinto. Porque en silla puede estar un chico con un cuerpo de esos ‘cachas’. Entonces vino a Zumaia, me vio, se asustó y dijo: ‘Bueno, igual me voy, ¿vale?’. Y yo: ‘Vale, pero tómate un café conmigo, que te invito’. No quería ni tomarse el café. Entonces es un bajón, poque yo entiendo que no quieras tener sexo conmigo si no te atraigo, pero si te estoy invitando a un café, por lo menos me lo aceptas, por educación. Me pareció muy feo ese detalle”.

Aunque le guste menos hablar de otro tipo de barreras, Telmo afirma que convive con multitud de ellas en su vida diaria, como los problemas que se encuentra cuando va al cine, los que denuncia nuestra campaña #UnaAccesibilidadDePelícula. Él cree que “si hubiera sitios adaptados y accesibles para todos, en realidad la discapacidad no existiría. Igual no soy yo el discapacitado, igual es esta sala de cine que está discapacitada”.

Obstáculos y actitudes discriminatorias que podrían disminuir con una mayor representación de las personas con discapacidad en la ficción. “Yo creo que es muy importante que se vea porque nos puede enseñar mucho. La mayoría de la gente no conoce o sabe poco… Es aprendizaje”, argumenta Telmo. En cuanto a los personajes que suelen interpretar, la discapacidad tiende a ser lo definitorio de estos. “Estamos encasillados y ensillados”, bromea Telmo, “igual algún día me levanto, si el guion lo exige yo me levanto”.

Por un lado, él considera que se podría eludir la discapacidad en el guion, “que se ponga como algo natural y no se comente, pero que se vea”. No obstante, si se hace mención de ello, agradece que por lo menos se está hablando de la discapacidad, “es interesante que se hable de lo que no se conoce”. Y como concluye Telmo, para paliar el desconocimiento, normalizar, eliminar las barreras y romper los prejuicios, el primer paso es acercarse, preguntar y escuchar, clave para entender y empatizar. Solo así es posible avanzar hacia la inclusión de las personas con discapacidad en la sociedad.