Prestar atención a los primeros…

La investigación acerca de la enfermedad ha concluido que la enfermedad comienza 15 años antes de afectar al sistema nervioso.

El párkinson es un trastorno neurodegenerativo crónico que afecta a entre 7 y 10 millones de personas en todo el mundo, cuya incidencia crece de manera drástica a medida que aumenta la esperanza de vida. Fue descrita como enfermedad el 11 de abril de 1817 por el médico británico James Parkinson.

Su origen se debe a una gran cantidad de mecanismos que concluyen en una ví­a final: la muerte de las neuronas que producen la dopamina. También es multidimensional, debido a sus variables manifestaciones clí­nicas y que su evolución difiere de una persona a otra, no todos presentan los mismos signos y sí­ntomas tanto en tiempo como en severidad. La edad promedio de inicio es a los 55 años, y afecta más a hombres que mujeres.

En los últimos 20 años de investigación se ha descubierto que la enfermedad empieza 15 años antes, y no solo afecta el sistema nervioso central, sino el motor. Se considera que empieza en el sistema nervioso periférico con la pérdida del olfato, estreñimiento y trastornos de la frecuencia cardiaca.

Luego, se producen las alteraciones en el estado del ánimo: ansiedad, depresión, ataques de pánico y problemas de sueño. Es frecuente que los sí­ntomas iniciales sean inespecí­ficos; por lo tanto, se dificulta el diagnóstico temprano, lo que retarda el inicio de una terapia medicamentosa y de soporte que contribuya a conservar la funcionalidad fí­sica y mental del paciente.

Para un diagnóstico temprano, se necesita identificar sí­ntomas no motores que, en su mayorí­a, se presentan, en promedio, cuatro o cinco años antes de que se desarrollen los sí­ntomas motores: hipofoní­a ””voz lenta y apagada””, falta de expresión facial ””hipomimia””, disminución del parpadeo, exceso de salivación ””sialorrea””, ocasionado por la dificultad de deglución, alteración en la escritura como letra pequeña y poco legible ””micrografí­a””, dificultad para masticar e incontinencia urinaria.

Identificarla a tiempo ayudarí­a a retardar el deterioro y evitar complicaciones que aceleren la discapacidad y la pérdida de independencia.