Los gases contaminantes del transporte…

El transporte expulsó un 19,4% más de gases de efecto invernadero en la UE entre 1990 y 2013, y es el único sector económico principal en el que las emisiones aumentaron en este periodo, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), que propone soluciones tecnológicas y cambios de comportamiento dirigidos a la descarbonización del sector, es decir, que no dependa de los combustibles fósiles.

En su informe ‘Evaluación de 15 años de transporte e integración de la polí­tica ambiental’, la Aema analiza la evolución del sector del transporte (de carga y de pasajeros) y sus impactos en el medio ambiente desde 2000, así­ como su impacto en la recesión económica de 2008. No obstante, se remonta más atrás en el tiempo para apuntar que las emisiones contaminantes aumentaron un 19,4% desde 1990 hasta 2013 y que es el único sector que ha incrementado los gases de efecto invernadero en esos 24 años. En 2013, el transporte representó casi una cuarta parte de las emisoines totales de gases de efecto invernadero de la UE (una quinta parte si se excluye la aviación internacional y el transporte marí­timo), de los que casi un 45% proceden de los automóviles y más de un 20%, de los vehí­culos pesados. Las emisiones de los tres principales contaminantes atmosféricos dismuyeron entre 2000 y 2013, particularmente el dióxido de nitrógeno (NOX) y el dióxido de carbono (CO2) de los vehí­culos diésel, aunque la AEMA considera un motivo “de preocupación” que existe “una diferencia cada vez mayor” entre las mediciones de emisiones ‘oficiales’ y las reales. Por otro lado, el informe indica que el ruido del tráfico por carretera, tanto dentro como fuera de las zonas urbanas, continúa siendo la fuente más importante de contaminación acústica en la UE. De hecho, alrededor de 125 millones de personas estaban potencialmente expuestos a niveles de ruidos superiores a 55 decibelios en 2012. El estudio considera “fundamental” la descarbonización del sector del transporte, lo que requerirá no sólo de soluciones tecnológicas, sino también de polí­ticas que estimulen cambios de comportamiento significativos, con enfoques de planificación que estimulen el uso de modos sostenibles para desplazarse.