Investigadores del CNIC identifican mecanismos…

Investigadores del Centro de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) han definido mecanismos mediados por una población de células del sistema inmune que pueden ser clave para mejorar el diseño de nuevas vacunas frente a patógenos que nos invaden a través de la piel y las mucosas, como el virus de la gripe, el herpes, la tuberculosis, el VIH-1, el dengue, el cólera o los virus emergentes que nos amenazan.

La mayorí­a de las vacunas actuales son administradas de forma parenteral, por ví­a intramuscular o subcutánea, y no son muy eficientes en la inducción de respuestas de los linfocitos T CD8+ memoria residentes (Trm), que son capaces de promover inmunidad protectora en la superficie de las mucosas o de la piel. Se ha demostrado que la inmunización en la piel, o intranasal con virus como el de la vacuna de la viruela genera linfocitos Trm en la piel y mucosas, pero no se conoce cómo sucede este proceso ni cuáles son sus requisitos. Sin embargo, el estudio de los investigadores del CNIC, publicado en ‘Immunity’, revela que una población particular de células presentadoras de antí­geno (células dendrí­ticas) proporciona señales únicas para la inducción e instrucción de este tipo de memoria inmunológica. El director del laboratorio de Inmunobiologí­a del CNIC, David Sancho, explicó que “el estudio determina los factores diferenciales necesarios para mejorar aquellas vacunas diseñadas para inducir inmunidad celular de larga duración en los tejidos barrera, como la piel y las mucosas, a través de la generación los linfocitos Trm”. “Además, identifica la diana celular a la que se deberí­a dirigir la inmunización, un subtipo de células dendrí­ticas y define algunas de las señales esenciales para estimular la generación de precursores de los linfocitos Trm”, añadió. En este sentido, Salvador Iborra, primer autor de la investigación, comenta que “el sistema inmunológico tiene memoria y es capaz de recordar aquellos patógenos con los que se ha ‘tropezado’ previamente”. “Esta capacidad se atribuye a los linfocitos T supervivientes de una infección o inmunización previa. Se sabe que un número de dichas células T de memoria están permanentemente circulando por el torrente sanguí­neo y la linfa a la ‘caza’ de nuevas infecciones para bloquearlas y proteger al organismo”, detalló.