Expertos en nutrición aseguran que…

La comida basura gana cada vez más adeptos.Los problemas derivados de una mala nutrición han aumentado de forma considerable en España, hasta tal punto de que se come peor hoy dí­a que en los años 60, según han afirmado los organizadores del 20º Congreso Internacional de Nutrición, que por primera vez se celebrará en España, concretamente en la ciudad de Granada, entre los dí­as 15 y 20 de septiembre.

Durante la presentación del evento, el doctor íngel Gil, presidente del Congreso, el doctor Alfredo Martí­nez, presidente del Comité Cientí­fico International Union of Nutritional Science (IUNS-ICN) y el doctor Luis Moreno, vicepresidente del IUNS-ICN, han explicado que el evento estará dividido en ocho grandes bloques temáticos: la nutrición personalizada a través de la nutrigenómica y la nutrigenética; la alimentación en los distintos ciclos de la vida; la nutrición y la actividad fí­sica; la nutrición especí­fica para cada enfermedad; la desnutrición hospitalaria; los alimentos funcionales; los hábitos nutricionales en los diferentes lugares del mundo; y el valor de la dieta mediterránea en la prevención de enfermedades crónicas y polí­ticas alimentarias, educacionales y de seguridad de los alimentos.

Asimismo, para el doctor Gil, “los efectos de las dietas malsanas y de la inactividad fí­sica pueden manifestarse por aumentos de la tensión arterial, la glucosa y los lí­pidos de la sangre, sobrepeso u obesidad. Hay estudios que demuestran que el cese de consumo de tabaco, la reducción de la sal en la dieta, el consumo de frutas y hortalizas, la actividad fí­sica regular y un consumo no excesivo de alcohol reducen el riesgo de estas enfermedades”.

Precisamente, el cáncer es otra de las patologí­as que, en algunos de sus tipos, puede estar influida por la dieta. Las grasas de la dieta se han relacionado en humanos con diferentes tipos de cáncer (próstata, colon y mama). En el otro extremo, podrí­an actuar como protectores sustancias con potencial antioxidante, como las vitaminas A, C y E, compuestos fenólicos, compuestos sulfhí­dricos y algunos alimentos como el té, la piel de naranja y ciertas frutas y vegetales. Igualmente, los inhibidores de las prostaglandinas, como el ácido eicosapentanoico, procedente del pescado, y las grasas monoinsaturadas, como el aceite de oliva, tienen un efecto protector.