El sol puede convertir los…

La dermatóloga del Hospital Quirón de Tenerife, Nayra Merino, ha avisado de que el sol puede convertir los lunares en lesiones malignas y de que, además, es capaz de multiplicar y oscurecer las pecas y verrugas.

Todas las personas tienen algún tipo de nevus melanocí­tico adquirido (lunar) que, según ha informado la experta, suele aparecer entre los 20 y los 30 años. Además, entre el uno y el dos por ciento de la población nace ya con uno o más lunares que pueden ser de mayor tamaño, más oscuros y tener pelo en la superficie.

“Estas lesiones pigmentadas pueden degenerar en lesiones malignas por acción del sol, por lo que la fotoprotección mediante filtros fí­sicos y quí­micos frente a radiación ultravioleta A, B e infrarrojos con un factor de protección por encima de 30 es fundamental. No obstante, las pecas (léntigos) y las verrugas también deben protegerse ya que suelen aumentar en número y volverse más oscuras con el sol”, ha recalcado.

En este sentido, Merino ha destacado la importancia de aplicar a diario fotoprotector en zonas fotoexpuestas y repitiendo esta acción cada cuatro horas si se está expuesto al sol y después del baño. También ha aconsejado evitar tomar sol durante las horas centrales del dí­a, es decir, entre las doce y las cuatro de la tarde.

Por otra parte, Merino ha advertido de que las personas que tienen un mayor riesgo son aquellas que tienen más de 50 nevus en el cuerpo, antecedes familiares o personales de nevus displásicos (atí­picos) o melanoma, aquellas que han sufrido quemaduras solares en la infancia o que trabajan o hacen deporte al aire libre. También, los pacientes que están en tratamiento con medicación inmunosupresora (trasplantados) y los usuarios de camas bronceadoras. Éstas últimas, agrega la especialista, están totalmente desaconsejadas desde el punto de vista dermatológico.

Por último, la experta ha subrayado la necesidad de que las personas se autoexaminen los lunares y lesiones cutáneas y consulten a su dermatólogo ante los siguientes signos: asimetrí­a en la forma; bordes irregulares; más de dos colores, cambios en el color o un color irregular; un diámetro mayor de 6 milí­metro o de crecimiento rápido; y sangrado o picor.