LA FAMILIA EN LA EDUCACIÓN INCLUSIVA
En el camino hacia la meta de educación inclusiva, la familia emerge como una fuerza que impulsa el cambio y favorece el avance en la sociedad en general. Más allá de ser simplemente observadores en el proceso educativo, las familias se convierten en agentes activos de cambio, ya que luchan por garantizar los derechos y las oportunidades de sus hijos e hijas para favorecer su desarrollo integral.
En este sentido, hoy queremos dar voz y ánimo para continuar con su lucha, destacando las diferentes formas en las que apoyan e impulsan el cambio incluso. Además, el próximo 15 de mayo se celebra el Día de la Familia.
FUNCIONES CLAVE DE LA FAMILIA EN LA EDUCACIÓN INCLUSIVA:
Apoyo emocional y estabilidad:
La familia proporciona un ambiente emocionalmente seguro y estable, esencial tanto para el bienestar emocional, como para el éxito académico. Además, el apoyo constante y positivo de la familia ayuda a construir la autoestima y la confianza en uno mismo, creando una base sólida para el desarrollo integral.
Colaboración activa entre el hogar y la escuela:
La educación inclusiva prospera en un ambiente de colaboración entre la familia y la escuela. La familia es defensora incansable de las necesidades de sus hijos e hijas y un gran apoyo para los docentes.
Esta relación se asiente a través de la comunicación bidireccional, el establecimiento de objetivos conjuntos, la participación activa en actividades escolares colaborativas…
Defensa y empoderamiento:
De nuevo se destaca el papel de defensor del menor que la familia juega, al asegurarse de que las necesidades individuales de sus hijos e hijas son reconocidas y atendidas en el entorno escolar. Esto implica abogar por servicios y recursos adecuados, y promover e impulsar políticas inclusivas en el centro educativo y la comunidad, para garantizar la igualdad de oportunidades para la totalidad del alumnado.
Fomento de la autonomía:
La familia debe ayudar a fomentar la independencia y la autonomía de los niños y niñas. Para ello es fundamental que les apoyen en el desarrollo de habilidades de autoayuda y vida diaria. Por ejemplo, enseñándole habilidades prácticas fundamentales para su participación plena en la vida escolar actual y para su vida autónoma a futuro.
Educación en valores:
La familia es la principal fuente de transmisión de valores de respeto, aceptación y tolerancia hacia la diversidad. Por tanto, está función reside en la totalidad de las familias y deben estar presentes en primer lugar en el hogar, para que así se refuerce el mensaje de que todas las personas merecen ser tratadas con dignidad y respeto.
Así, teniendo en cuenta estas funciones, proponemos una serie de
FORMAS DE FAVORECER LA EDUCACIÓN INCLUSIVA POR PARTE DE LA FAMILIA
Educarse sobre la diversidad:
Buscar información sobre las necesidades y atenciones específicas de los menores, ayudando así a los profesionales educativos a diseñar las mejores prácticas inclusivas, y ampliando y extendiendo su red familiar de apoyos.
Comunicación abierta con el centro educativo:
Mantener una comunicación regular con el equipo educativo es esencial para asegurarse de que las necesidades de sus hijos e hijas están siendo atendidas. Además, también es esencial para colaborar en la implementación de estrategias inclusivas.
Fomentar la participación de los niños y niñas:
Involucrar a los más pequeños en la toma de decisiones relacionadas con su educación y animarles a participar en actividades escolares y extraescolares para favorecer su inclusión en diversos contextos.
Buscar apoyo entre familias:
Participar en los espacios de las familias, compartiendo experiencias, expresando dudas y siendo apoyo para otras familias. Además, esto también favorece la salud familiar y permite ampliar y reforzar sus redes de apoyo.
Promover la sensibilización:
La familia puede desempeñar un papel activo en la promoción de sensibilizar al resto de la comunidad educativa sobre la inclusión. Por ello, pueden organizar charlas, eventos o actividades educativas que aborden temas relacionados con la diversidad y la inclusión, formando e informando para crear entornos educativos más tolerantes, comprensivos e inclusivos.
En conclusión…
El poder transformador de la familia en la educación inclusiva radica en su capacidad para inspirar el cambio desde adentro hacia afuera. Si la familia conoce las importantes funciones que desempeña en la educación inclusiva, podrá diseñar y llevar a cabo diferentes formas prácticas a favor de una comunidad educativa más inclusiva.