Descubren que el í­ndice de…

En la imagen, un equipo de cirujanos en el transcurso de una intervención quirúrgica.Los pacientes que recibieron su primer trasplante de riñón en las edades comprendidas entre los 14 y los 16 años parecen estar en mayor riesgo de fracaso del trasplante, siendo los pacientes de color los que registran un porcentaje desproporcionadamente alto riesgo de fracaso del injerto del órgano, según revela un reciente informe publicado en la revista cientí­fica ‘JAMA Internal Medicine’.

Precisamente, la literatura médica existente no describe adecuadamente los riesgos de fracaso del trasplante entre receptores de trasplante renal según la edad. Las pérdidas de órganos de los adolescentes son, en parte, debidas a los cambios fisiológicos o inmunológicos con la edad, pero los factores psicológicos y sociológicos juegan un papel importante, sobre todo cuando afectan a la adherencia a la medicación, señala el fondo del estudio.

Así­, Kenneth A. Andreoni, de la Universidad de Florida, en Gainesville, Estados Unidos, junto con su equipo, analizó 168.809 primeros trasplantes de riñón, desde octubre de 1987 hasta el mismo mes de 2010, con especial atención a la edad en el momento del trasplante. “Los destinatarios adolescentes de entre 14 y 16 años tení­an el riesgo más alto de cualquier grupo de edad de pérdida del injerto del órgano un año después del trasplante, y mayor a los tres, cinco y diez años después del trasplante”, según los resultados del estudio. “Los adolescentes de color presentan un riesgo desproporcionado de fracaso del injerto en estos puntos de tiempo en comparación con los adolescentes de otras razas”, añaden los autores.

“La comprensión de que este grupo de edad se encuentra en un mayor riesgo de pérdida del injerto al convertirse en adultos jóvenes debe llevar a los proveedores de salud a dar atención especializada y atención a los adolescentes en la transición de la atención pediátrica a la adulta. Implementar programas de salud con una transición estructurada de la atención pediátrica a la adulta en los centros de trasplante puede mejorar los resultados”, concluye el estudio.