Tres puntos de diferencia pueden no parecer mucho, pero cuando sientes que durante la primera parte el equipo visitante se hace con el control del partido totalmente, con diferencias de hasta doce puntos, y que, sin embargo, en la segunda parte encuentras el modo de neutralizar su juego y consigues ponerte por delante, esta diferencia parece un buen punto de partida para lo que pueda venir en el segundo partido de la eliminatoria.

Porque eso es lo que han podido contemplar las algo más de cuatrocientas personas que vibraron con el equipo burgalés. Un inicio pésimo, con un 0 a 8 de salida, lastraba las opciones burgalesas. Habí­a muchos nervios en los locales y los visitantes se mostraban tremendamente acertados. Las dos primeras canastas de Jorge Iglesias no sirvieron para mejorar a los de César Huarte y el primer cuarto se cerró con un rotundo 8 a 18 para Alcorcón. Por entonces, los visitantes rondaban el ochenta por ciento de acierto en el tiro.

Por último, al comienzo del segundo cuarto, el visitante Cantero puso en el marcador lo que serí­a la máxima ventaja madrileña, 8 a 20. Los locales no daban con la tecla, y el juego estático del FDI Alcorcón llevaba la iniciativa. Pero a partir de aquí­ el partido cambió. No radicalmente, pero poco a poco, la defensa burgalesa fue encontrando el modo de parar el ataque rival. En los 9 minutos restantes hasta el descanso, Alcorcón solo pudo anotar seis puntos más. Por el contrario, el Servigest robaba muchos balones y sólo su bajo porcentaje de acierto impidió que la remontada se culminara antes del final de la primera parte.