FAMMA reclama un Madrid más…

FAMMA-Cocemfe Madrid ha participado en el programa Hoy por hoy Madrid de la Cadena SER para denunciar las barreras a las que se enfrentan las personas con discapacidad en la Comunidad de Madrid y hemos paseado por el centro de la capital con la periodista Laura Sanz para detectar la falta de accesibilidad.

A veces es más parecido a hacer una yincana. Así­ resulta hacer turismo desde una silla de ruedas. Primero, porque el asfalto no siempre está en buenas condiciones: “El pavimento está francamente mal. Está muy bien que hagan espacios peatonales, pero los pavimentos hay que mantenerlos. No puede ser que las baldosas estén unas hundidas, otras, rotas, otras, levantadas, es horroroso”, cuenta Carmelo Dorado, presidente de ADIFA, la asociación de personas con discapacidad fí­sica de Alcobendas. Pero además se suman otras complicaciones: locales con un escalón en la entrada, museos e iglesias inaccesibles, estaciones de metro sin ascensores…

Para el 4 de diciembre de este año, todos estos espacios deberí­an ser accesibles, “pero si miramos a nuestro entorno, evidentemente, no vamos a llegar”, sentencia Javier Font, presidente de FAMMA.

En el metro, más de un 70% de estaciones ya son accesibles, según Font, pero aún quedan muchas que no lo son, como por ejemplo Avenida América, Alonso Martí­nez, o todas las que están entre Sol y Goya, según cuenta Dorado. “Hay que mejorarlo porque a fin de cuentas es calidad de vida para todos”. “Se trata de que todo el mundo tenga la vida adecuada a sus necesidades”, señala Dorado, al que le “molesta profundamente” la terminologí­a de minusválido porque no es “menos válido que nadie”, sencillamente tiene “unos condicionantes”. Y por eso hay que adaptar los espacios.

Pero, “No todo vale en la accesibilidad“, aclara Font: “no vale que hagamos una rampa de aquella manera porque hay que hacerlo para bajar los carritos de la compra o los carritos de la basura, eso al final es utilizado por personas que van en silla de ruedas y pueden tener un accidente”. Hace falta compromiso. “Es una falta de empatí­a, de comprensión, de ponerse en el pellejo de los demás”, cree Carmelo Dorado. Y aunque dice que siempre hay gente dispuesta a ayudar, “no te sientes más humillado por tener que pedir el favor, pero si en realidad no te hace falta pedirlo, te sientes un poquito mejor”.