Viladecans facilita la lectura a…

Uno de los problemas que presentan las personas mayores o los afectados por enfermedades mentales, demencias o daño cerebral es la dificultad para leer. Con el fin último de facilitar la lectura de estos colectivos, la biblioteca de Viladecans ha creado un grupo especial de lectura fácil que se nutre de libros especialmente escritos y creados para que los comprendan y los puedan seguir estas personas.

‘Hemos detectado una bolsa de población con dificultades lectoras, personas afectadas por ejemplo por una enfermedad, que antes eran ávidos lectores pero que ahora no pueden leer. Para cubrir esta necesidad hemos puesto en marcha esta iniciativa’, indica la directora de la biblioteca, Remei López.

Los libros de los que se nutre este fondo especial de lectura están redactados especialmente para las personas con problemas de comprensión. ‘Obras como la Odisea de Homero está resumida en 80 páginas’, apunta López. Se trata de libros escritos especialmente para este colectivo en los que se reescribe la obra original prescindiendo de descripciones, de frases subordinadas, de figuras literarias o de circunloquios. La responsable de la biblioteca de Viladecans apunta que los libros están perfectamente adaptados. ‘Por ejemplo, , una obra del género negro, se reescribe como si el público lector tuviese unos 8 años’, resume.

Asimismo, otra de las caracterí­sticas de este tipo de libros es que los párrafos no superan las cinco lí­neas, se incrementan los diálogos y la letra es más grande. ‘Las personas mayores también se pueden beneficiar de la iniciativa porque uno de los principales problemas que tienen es el tamaño de la letra’, comenta López.

‘Las afectaciones que sufren las personas con daño cerebral se traducen en ‘la necesidad de diferentes caracterí­sticas en los textos que puedan compensar dichos déficits como por ejemplo letras grandes, buenos espacios entre lí­neas, marcas donde comienza y termina cada lí­nea del texto, textura en el texto, sistema braile o pictogramas’, concluye el neuropsicólogo de la entidad TRACE, Fernando Martí­n Aranciva.