Universitario con discapacidad, el eslabón…

La situación del joven respecto a la integración laboral se encuentra en un callejón casi sin salida. La tasa de desempleo de este sector alcanzó a finales de 2011 el 48,5% y un reciente estudio de la Cámara de Comercio de Madrid desvelaba que el 93% de los universitarios teme por su futuro laboral y que seis de cada diez jóvenes consideran que les resultará bastante difí­cil o muy difí­cil encontrar un trabajo con ingresos suficientes para vivir.

Esta circunstancia alcanza una situación de no retorno en el caso aquellos jóvenes que padecen, además, alguna discapacidad. Este colectivo solicita a la clase polí­tica la agilización de los trámites para la recepción de ayudas, la mayor formación y sensibilización a las empresas, el desarrollo de nuevos mecanismos que garanticen el cumplimiento de la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI) y la promoción del acceso de las personas con discapacidad a puestos de dirección sin relegarles a los menos cualificados. De esta forma, lo revela un informe elaborado por la Fundación Adecco entre universitarios con alguna minusvalí­a.

Este informe revela, además, que el 65% considera que su discapacidad le perjudicará a la hora de encontrar trabajo, una circunstancia que se verá complementada por el hecho de su juventud, y que le llevará a juicio de cuatro de cada diez encuestados a necesitar más de un año para ocuparse. Aún así­, prácticamente siete de cada diez confí­a en encontrar un empleo del mismo sector en el que se han formado. No obstante, la mitad de los encuestados asegura que ya ha tenido su primer contacto laboral aunque en el 85% de las ocasiones no haya estado relacionado con sus estudios.

ciencias sociales y letras Y en este punto, los universitarios con alguna discapacidad estudian prácticamente en la mitad de los casos en el área de las Ciencias Sociales como Administración y Dirección de Empresas o Económicas. En segundo lugar, este colectivo opta por las carreras de Letras, con una especial preferencia por el Derecho y la Filologí­a. Detrás de estas materias, se encuentran las carreras de Ciencias Naturales o Medicina y, por último, las ingenierí­as. Dentro de los centros universitarios donde se cursan los estudios, cuatro de cada diez de estos jóvenes opta por la Universidad a Distancia (UNED).

Además, en la mayorí­a de los casos se encuentran satisfechos con unos centros cada dí­a más integradores. De hecho, el 75% de los consultados declara que disponen de un servicio especial de atención a la discapacidad. Además, casi ocho de cada diez afirman que se sienten como uno más en las clases y que sus compañeros no realizan ningún tipo de discriminación. Una relación similar se detecta con el profesorado, con el que declaran mantener un trato normalizado en el 86,56% de los casos.

Actualmente, estudian unos 15.900 jóvenes con discapacidad en 74 universidades españolas, según los datos de la Guí­a de Atención a la Discapacidad 2011 de la Fundación Universia. El perfil presenta a una mujer de 25 años con una discapacidad fí­sica de entre el 33% y el 50%, que estudia una carrera de Ciencias Sociales en la misma ciudad donde nació.