Una violinista con discapacidad consigue…

Rosemary Johnson tení­a una prometedora carrera como violinista en la Orquesta de la Ópera Nacional de Gales, pero un devastador accidente de coche rebanó su futuro musical. Tras siete meses en coma, daños cerebrales severos sufridos aparte, perdió gran parte de su capacidad para hablar y moverse. Desde que ocurrió este trágico episodio, hace 27 años, ha vivido privada de su habilidad para tocar y componer música. 

Ahora, gracias a un proyecto de la Universidad de Plymouth en colaboración con el Hospital Real de Neurodiscapacidad, Rosemary ha conseguido interpretar su primera pieza de música después de casi tres décadas utilizando sus ondas cerebrales. La tecnologí­a de vanguardia ha hecho posible este feliz acontecimiento y la violinista ha vuelto a disfrutar de la música acompañada por un cuarteto de cuerda profesional, tal y como informa el portal ‘Computer Hoy’.

El software se llama Music Brain Computer y permite seleccionar notas y frases musicales a través de una sencilla interfaz que funciona con la concentración del usuario y con códigos de colores. La intensidad del pensamiento del músico, que en todo momento lleva un casco con electrodos que pueden registrar la información eléctrica del cerebro, es capaz incluso cambiar el volumen y la velocidad de la pieza. “Fue realmente muy emocionante. La primera vez que intentamos tocar con Rosemary estábamos todos llorando.

Pudimos sentir la alegrí­a que vení­a de ella al ser capaz de hacer música”, ha explicado Eduardo Miranda, del Centro Interdisciplinario de Investigación Informática Musical de la Universidad de Plymouth. “El gran logro de este proyecto es que es posible interpretar música sin la capacidad de moverse. Ella, en esencia, controla a otro músico para que toque por ella.

Todaví­a no es posible leer los pensamientos, pero podemos enseñar a las personas a utilizar las señales del cerebro para controlar las cosas”. Antes de este software, Johnson sólo habí­a podido tocar algunos acordes en el piano con ayuda de su madre. Ahora ha recuperado la capacidad de comunicar con sus composiciones. Marí­a, madre de la violinista, aseguró que el proyecto habí­a devuelto la esperanza a Rosemary. “La música es realmente su única motivación” dijo, “ella realmente no disfruta de ninguna otra cosa”.