Una terapia contra el cáncer…

Una revisión de los registros médicos electrónicos de miles de pacientes con cáncer de próstata en dos grandes instituciones médicas reveló un aumento de casi el doble de la tasa de diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer entre los tratados con la terapia hormonal de privación de andrógenos (ADT, por sus siglas en inglés).

El estudio, realizado por investigadores de las escuelas de medicina de las universidades de Stanford y Pennsylvania, en Estados Unidos, se publica este lunes en ‘Journal of Clinical Oncology’. El estudio, realizado por investigadores de las escuelas de medicina de las universidades de Stanford y Pennsylvania, en Estados Unidos, se publica este lunes en ‘Journal of Clinical Oncology’. Debido a que la testosterona puede promover el crecimiento de los tumores de próstata, los médicos han utilizado la terapia de privación de andrógenos para reducir la testosterona y otros andrógenos en pacientes con cáncer de próstata desde la década de 1940. En Estados Unidos, cerca de millón de hombres recibe actualmente ADT como tratamiento para el cáncer de próstata. Nigam Shah, profesor asociado de investigación en Informática Biomédica en Stanford, y Kevin Nead, residente de la Universidad de Pensilvania que obtuvo su tí­tulo de médico en Stanford, escanearon los registros de alrededor de 5,5 millones de pacientes de dos hospitales: ‘Stanford Health Care’, en Palo Alto, y el Hospital Mount Sinai, en Nueva York. Entre ese grupo, identificaron 16.888 pacientes con cáncer de próstata no metastásico, 2.397 de los cuales habí­an sido tratados con la terapia de privación de andrógenos. Los pacientes del estudio que habí­an sido tratados con ADT tení­an alrededor de 1,88 veces más posibilidades de ser diagnosticados con la enfermedad de Alzheimer en un periodo de seguimiento medio de 2,7 años en comparación con los pacientes de cáncer de próstata que no recibieron ADT, según el estudio. El subconjunto de los hombres tratados con ADT durante más de 12 meses presentaban un riesgo de más del doble que los pacientes con cáncer de próstata no tratados con ADT. Shah dice que la idea para el estudio comenzó con Nead, que se percató de algunas referencias en la literatura médica de hombres que tení­an tratamiento ADT para el cáncer de próstata que posteriormente experimentaban disminuciones cognitivas. “Hubo algunos comentarios en la literatura -recuerda Shah-. Pero nadie habí­a tratado formalmente de determinar si la terapia ADT conduce a defectos cognitivos”. Aunque la ADT puede aumentar el riesgo de defectos en la cognición y la coordinación mano-ojo por razones distintas de la enfermedad de Alzheimer, el equipo decidió centrarse especí­ficamente en el Alzheimer debido a que el trastorno es más fácil de identificar en los registros médicos, según Shah. “Demencias más amplias y la demencia vascular son un poco difí­ciles de cuantificar y definir, así­ que tuvimos que reducir el alcance del análisis para que fuera factible con los métodos que tení­amos disponibles”, explica.