Un investigador español asegura que…

¿Pueden los avances tecnológicos ayudar al ser humano en su vida emocional? ¿Podremos usar las nuevas tecnologí­as para poder ajustar nuestra inteligencia emocional, cada dí­a más dispersa y complicada en el mundo de hoy? Javier Hernández empezó a enamorarse del mundo de la tecnologí­a gracias a los videojuegos. Pero ese amor acabó en algo más. En estudios en las mejores universidades, y en una especialización que puede cambiar nuestro contacto con el mundo en pocos años. Hablamos de la computación afectiva, una especialidad que conecta tecnologí­a y emociones con el fin de mejorar el bienestar de las personas.

Las nuevas tecnologí­as ocupan un lugar cada vez más importante en las vidas de sus usuarios, pero son incapaces de descifrar sus sentimientos “lo que puede ser algo frustrante”, reconoce Hernández. En el futuro, gracias a la computación afectiva y dispositivos como las Google Glass, “incluso los móviles serán capaces de entendernos mucho mejor y, por ejemplo, detectar que estamos pasando por un mal momento, quizás filtren noticias negativas, recomienden escuchar una canción que nos gusta, o hablar con alguien cercano para aliviar nuestro estado de ánimo”, explica el investigador.