Un instituto obstaculiza la educación…

En la imagen, una pizarra en un colegio.Sara tiene 20 años, sufre dislexia y disfemia. Estas discapacidades le suponen algún obstáculo para continuar con sus estudios porque el instituto donde cursa bachillerato, el IES Antonio Machado de Alcalá, no le ponen facilidades para aprobar.

En concreto, Sara no puede establecer un orden lógico del lenguaje; no se expresa bien por escrito y por eso suspende las pruebas de historia y de lengua. “A mi no me cuesta estudiar, me encuentro dificultades a la hora de plasmarlo en un papel. Las asignaturas que me fallan son las comunes, porque no me expreso como deberí­a. Aunque yo sé de qué estoy hablando”, explica la alumna. La solución pasarí­a por unas pruebas orales en vez de escritas, así­ tendrí­a más opciones de aprobar.

Lleva tres años cursando Bachillerato de Artes en este centro, quiere dedicarse al diseño de interiores, no tiene pensado presentarse a la selectividad. Denuncia que desde que llegó hace tres años al instituto le han apartado de clase. “Si me está costando que por lo menos me apoyen, pero que no me digan que mi educación es como dar un carné de conducir a un ciego”, continúa Sara.

FAMMA, la federación de asociaciones de personas con discapacidad, pide al director del Instituto que tenga en cuenta su discapacidad para evaluarla, algo que ya se vení­a haciendo en el centro donde estudió Secundaria. “La jefa de estudios no le ha hecho un estudio psicopedagógico donde poder ver las necesidades de esta persona, es evidente que esta persona no está siendo bien tratada en el ámbito educativo”, explica Javier Font, presidente de la Federación.

La Consejerí­a de Educación niega que Sara esté siendo discriminada por su discapacidad. Explican que todos los alumnos con un dictamen de necesidades educativas especiales son atendidos conforme a la legislación.