Un estudio del CNIO ayuda…

Un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas ha llevado a cabo una investigación sobre cómo influye el paclitaxel en el uso de la quimioterapia en variantes raras de un gen.

El estudio, que acaba de ser publicado en la revista Clinical Cancer Research, ha mostrado unos resultados que “podrí­an ser muy valiosos en la práctica clí­nica hospitalaria, puesto que ayudarí­an a evaluar los riesgos del tratamiento de forma individualizada y mejorar así­ la calidad de vida de los pacientes portadores de estas variantes”, exponen en el estudio.

 

Según han informado desde el CNIO, el uso de este fármaco causa con frecuencia neuropatí­as periféricas, unos problemas neurológicos que afectan a la gran mayorí­a de los pacientes y que conllevan diversos sí­ntomas como hormigueo, dolor en las extremidades, calambres, debilidad muscular y dificultad para caminar, entre otros.

Según los expertos, la gravedad de estos efectos secundarios de la medicación a veces obliga a reducir la dosis e incluso suspender el tratamiento. De hecho, en los casos más extremos los sí­ntomas pueden ser irreversibles y se mantienen de por vida, disminuyendo la calidad de vida de los pacientes.

Hasta ahora, otros estudios sugerí­a la existencia de variantes genéticas que podrí­an aumentar la susceptibilidad de sufrir este trastorno aún sin tener ningún marcador al respecto. Sin embargo, los cientí­ficos del CNIO han identificado, en colaboración con el Instituto Karolinska, de Suecia, un primer marcador genético vinculado a la toxicidad neurológica severa: variantes del gen CYP3A4 están asociadas a la aparición de neuropatí­a periférica.

Por último, para los autores de la investigación, “a pesar de que se trata de variantes poco frecuentes o raras en la población, su frecuencia es mayor en España que otros paí­ses”; hasta uno de cada 35 españoles porta en su genoma alguna de estas variantes genéticas.