Un estudio analiza las zonas cerebrales que participan en la lengua de signos
El centro de investigación Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) está analizando cómo se produce el procesamiento de la lengua de signos, qué zonas cerebrales se activan, cuáles son las rutas por las que navega la información y cuáles son las principales diferencias respecto al mecanismo para las lenguas habladas.
Según informó el centro de investigación con sede en San Sebastián, las lenguas de signos emplean códigos gestuales para establecer la comunicación interpersonal y se articulan como idiomas completos, con una gramática y sintaxis propias, que permiten elaborar mensajes de elevada complejidad y precisión.
Sin embargo, señala que la ciencia no ha sido capaz de dar respuesta hasta ahora a los mecanismos de procesamiento neurológico de la lengua de signos y a cuáles son las principales diferencias entre estos códigos y las lenguas orales.
El científico del BCBL Brendan Costello, quien coordina el proyecto, explicó que “sabemos por los estudios realizados en otros países que básicamente las redes de procesamiento de las lenguas de signos coinciden con las redes de las orales, pero nos interesan los detalles”. “Por ejemplo, la percepción del movimiento es relevante en la lengua de signos y queremos comprobar si las redes cerebrales asociadas con esta función se usan más o no”, señaló Costello.
La iniciativa, denominada ‘Procesamiento en lengua de signos, dactilología y lectura en sordos y en codas: correlatos neuronales de la codificación ortográfica y del acceso léxico en diferentes modalidades’, arrancó en 2012 y abarca dos ámbitos: el procesamiento del lenguaje y la lectura. “Todavía no tenemos resultados concluyentes. Se trata de un proyecto muy ambicioso, ya que con la lengua de signos española las descripciones son muy preliminares”, añadió Costello.
El experto precisó que, una vez comprobada la metodología del estudio, comenzarán en breve los experimentos en la rama de procesamiento de lenguaje con los grupos seleccionados, que se someterán a una resonancia magnética para que los científicos observen el comportamiento cerebral durante la recepción de diferentes estímulos.