La accesibilidad de varias capitales…

¿Se imagina la vida en una silla de ruedas? Acciones como dar un paseo por su ciudad o subirse a un urbano se convierten en grandes pruebas que superar cada dí­a. En España, un 6% de la población padece algún tipo de discapacidad que afecta a su movilidad. Un estudio de Eroski Consumer ha querido comprobar si este colectivo de personas puede realizar tres actividades cotidianas para el resto de la población como hacer un recorrido por la ciudad (de un máximo de 20 minutos), desplazarse en autobús (se tomaba una lí­nea al azar) y nadar en una piscina municipal.

Para ello, varios técnicos han hecho estas visitas durante el mes de mayo acompañados por una persona en silla de ruedas en 18 capitales del paí­s: A Coruña Alicante, Barcelona, Bilbao, Cádiz, Córdoba, Granada, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza.

La conclusión más evidente del informe es que aunque en los últimos años las ciudades se han esforzado en adaptarse a las necesidades de accesibilidad de las personas en silla de ruedas, aún queda mucho camino por recorrer. Y es que la calificación final del estudio ha sido de ‘aceptable’. Esta nota varí­a en función de las ciudades: mientras Pamplona y San Sebastián aprueban con un ‘muy bien’; las peores evaluaciones fueron las de Bilbao, Málaga y Sevilla, las tres con un ‘regular’. A Coruña, Cádiz y Oviedo se quedaron en el ‘aceptable’; y Alicante, Barcelona, Córdoba, Granada, Madrid, Murcia, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza superaron el examen con un ‘bien’.

Callejear por la ciudad no es tan fácil como parece. Las personas con movilidad reducida siguen encontrando obstáculos y barreras arquitectónicas que se lo impiden.

Los trayectos obtuvieron una nota final de ‘aceptable’, aunque las calificaciones varí­an de una ciudad a otra. Los de Pamplona, San Sebastián y Valladolid fueron accesibles y se valoraron con un ‘muy bien’. No así­ los de A Coruña, Cádiz y Sevilla, donde fueron de ‘regular’. Además, mientras los recorridos en Barcelona, Bilbao, Córdoba, Madrid, Oviedo, Valencia y Zaragoza lograron un ‘bien’; los de Alicante, Granada, Málaga, Murcia y Vitoria se quedaron en el ‘aceptable’.

Durante los recorridos, los técnicos de la revista y sus acompañantes en silla de ruedas comprobaron que en la mitad de las ocasiones, en algunas zonas el pavimento no era estable: adoquines levantados, baldosas rotas y sueltas, baches, agujeros o socavones eran algunos de los problemas más evidentes y que podí­an ocasionar situaciones de peligro; en especial, en A Coruña, Barcelona, Bilbao, Cádiz, Granada, Oviedo, Sevilla, Vitoria y Zaragoza.

Es importante que cuando una persona en silla de ruedas pasea por la ciudad, la acera tenga una anchura de paso libre de obstáculos igual o mayor a 120 centí­metros. No se cumplí­a en una de cada cuatro ocasiones. Destaca la capital gaditana, donde se encontraron muchos obstáculos que impedí­an el paso: papeleras, bancos, macetas, rejillas de ventilación, sumideros o alcantarillas, sillas y mesas de los bares dificultaban en ocasiones el paso.

En Málaga, San Sebastián y Vitoria la acera y la calzada se encontraban al mismo nivel en todo el recorrido, pero no era lo habitual. Cuando esto ocurre, los bordillos no deben tener una altura superior a los 14 centí­metros; en dos de cada tres recorridos esto era así­. Al llegar a una intersección es fundamental que la acera esté rebajada y coincida con el nivel de la calzada; algo que no sucede en la mitad de las ocasiones. Por ejemplo, en Alicante la persona en silla de ruedas se vio obligada a seguir su camino por la calzada unos 20 metros hasta que encontró un vado con rampa y pudo subirse a la acera. Aun así­, en los lugares donde habí­a un rebaje, también se encontraron fundamentalmente dos problemas: acababa en un pequeño escalón (en Granada y Valencia) o la rampa tení­a demasiado desnivel (Málaga y Valladolid).

Obviamente, la presencia de escaleras es uno de los impedimentos más importantes; se encontraron en los recorridos de una de cada cinco ciudades. La instalación de rampas es una medida para sortearlas, como se observó en A Coruña, Cádiz, Murcia y Zaragoza; aunque en algunas de ellas se encontraron algunos defectos: la pendiente era demasiado pronunciada, no habí­a suficiente espacio para maniobrar…

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