Más de 210.000 gallegos tendrán una tarjeta acreditativa de su discapacidad
Técnicamente se denomina tarjeta acreditativa del grado de discapacidad. Viene a ser una especie de segundo DNI para quienes tienen legalmente reconocidas discapacidades físicas, psíquicas o sensoriales de al menos el 33 %. Sustituye a los viejos certificados de papel de la Xunta de Galicia, un engorro en cada nuevo trámite con la Administración. A Galicia llegará este verano, en virtud de un proyecto de orden que la Consellería de Política Social perfila estos días.
Tendrán derecho a utilizarla, según datos del último censo, 214.248 personas. La Xunta planea crear formalmente esa tarjeta a lo largo de las próximas semanas y comenzar a expedirla hacia finales de julio. Se la entregará por defecto a cada nuevo discapacitado diagnosticado (unos 18.000 cada año) y también a todos aquellos que, estándolo ya, la reclamen expresamente. De acuerdo con fuentes oficiales, no tendrá coste alguno para el usuario. Ni siquiera cuando la pierda o sufra deterioro, al contrario de lo que ocurre con la del Servizo Galego de Saúde (Sergas), cuya renovación en estos momentos exige al paciente desembolsar diez euros, una tasa más de 20 veces superior al valor de mercado del plástico. «A tarxeta -reza el borrador de orden de la consellería- é un documento persoal e intransferible que acredita o recoñecemento do grao de discapacidade recoñecido ao seu titular e serve de documento substitutivo, para todos os efectos, da resolución pola que se recoñece o devandito grao, tendo validez en todo o territorio do Estado. […] A súa presentación debe ir acompañada do documento nacional de identidade, número de identificación de estranxeiro ou pasaporte». Se trata de un instrumento, según el mismo texto, «práctico e cómodo» que «mellorará a calidade de vida» de sus dueños. En realidad lo que hará es facilitarles el acceso a decenas de beneficios fiscales y sociales, en tanto que servirá para acreditar sencillamente la minusvalía ante todos los organismos públicos, sin necesidad de portar de aquí para allá folios timbrados, como hasta ahora. Por ejemplo, permitirá solicitar fácilmente la licencia para estacionar en plazas de conductores con movilidad reducida, obtener descuentos en la compra de entradas a ciertos espectáculos, gestionar abonos de autobús y subsidios, acogerse a rebajas de impuestos y concurrir a oposiciones cerradas. En función de las facultades de cada quien, la lista de potenciales ventajas incluye 157 en los ámbitos educativo, laboral, residencial, tributario, judicial y económico, fundamentalmente. Eso, el grado exacto de discapacidad del titular, figurará impreso en la tarjeta, al igual que su nombre y apellidos, su DNI o NIE, la fecha de validez y dos datos más: si le resulta difícil usar transportes colectivos y si necesita o no de otras personas para «actos esenciales de la vida».