Reconocimiento a la labor docente…

Ayer los centros educativos se llenaban de nervios, ilusión y alegría, se cerraba una etapa y se celebraba el fin del curso. Este año ha sido especialmente atípico, lleno de incertidumbre y de cambios repentinos a causa de la pandemia que estamos atravesando. Hoy llegó el día de descolgar los murales de las paredes y llevarse a casa todo ese material que ha ayudado a ofrecer clases más amenas durante el curso.

 

Hace poco menos de un año estábamos en un verano en el que la prensa se inundó de noticias que advertían: “planes poco realistas y muchas dudas sobre la seguridad en las aulas“. Las familias pasaron esos meses consultando y reflexionando sobre los riesgos y beneficios que conllevaba apostar por la presencialidad en el colegio, se hacían cálculos de cuántos contactos próximos se tendrían si dejan a sus hijos e hijas en la clase y se tomaban decisiones, en ciertos casos, con miedo. Sobre todo, cabe mencionar a aquellos alumnos y alumnas con discapacidad orgánica que les suponía un riesgo mayor.

Mientras los adultos pensábamos en la forma de gestionar esta nueva situación y volver presencialmente al colegio, ahí estaban los pequeños de las casas atendiendo a nuestras palabras, intentando encajar y comprender la información que les llegaba. Resulta necesario ante estas situaciones mantener una comunicación abierta para, por un lado, explicarles de forma comprensible para ellos y ellas lo que está pasando y anticiparle a los siguientes acontecimientos, como escuchar lo que tienen que expresar, acompañarles a verbalizar sus sentimientos y aclarando las dudas que les puedan surgir.

La confianza en la profesionalidad del profesorado volvió a ser un elemento clave para arrancar el curso, miramos a otros países, comenzamos a introducir en nuestro vocabulario palabras como grupos burbujas o funciones covid, se pedían aumentos de recursos y se palpaba las inseguridades de las familias y profesorado ante el desconocimiento de la nueva normalidad. Con todo eso y con ilusión, en septiembre volvían las aulas y patios a llenarse de vida. Se disfrutaba y planificaba sin saber cuánto tiempo durarían los colegios abiertos, volvieron los rencuentros entre compañeros y se reanudó la presencialidad.  Una vez más, el cuerpo educativo ha estado a la altura de las circunstancias y estas líneas son para realizar un reconocimiento a su innegable labor. Se pusieron manos a la obra con todas esas acciones protocolarias para hacerle frente a la pandemia y fue la suma de los esfuerzos individuales y grupales del día a día en los centros los que han hecho posible que los niños, niñas y adolescentes hayan continuado ejerciendo su derecho a la Educación.

A pesar de todo el esfuerzo, desde FAMMA hemos recogido quejas sobre la falta de adaptaciones para las personas con discapacidad, en concreto, para el alumnado con necesidades educativas especiales. En un comienzo, el traslado a la virtualidad de la educación hizo que muchos de ellos no pudieran seguir las clases correctamente, unos por no contar con las habilidades atencionales necesarias, otros por no tener las adaptaciones tecnológicas en casa suficientes, etcétera. A continuación, hubo complicaciones por falta de personal en la atención fisioterapéutica a algunos de estos alumnos, como también hubo dificultades en ciertos casos para la gestión de los horarios, ya que el tiempo que se dedicaba tareas de los protocolos covid quitaban espacio a los apoyos escolares. Debemos aprender de estos errores y tener presente la importancia de llegar a todos los alumnos y alumnas tengan las capacidades que tengan aún en circunstancias adversas.

Por otro lado, las familias también se han tenido que ajustar a las llamadas en horas intempestivas para avisar de algún caso positivo en coronavirus dentro del aula y han afrontado la reorganización familiar que supone no tener colegio al día siguiente. Todo persiguiendo el objetivo solidario de mantener las medidas necesarias para hacerle frente al Covid y que sus hijos, hijas y el resto de menores sigan adelante con el curso.

 

Tras todo esto, ha llegado el merecido descanso. En esta entrada se proponen algunas actividades lúdicas para realizar en familia durante estos meses.

Por último, recordar la relativa importancia de las calificaciones que llegan a casa a final de curso. Las asignaturas más importantes de la vida, ni están ahí escritas ni les ponemos nota.

A ti, ¿a quién te gustaría agradecer su labor durante el curso?