Un robot que reduce a…

Dos centros hospitalarios en España, el Hospital Clí­nico San Carlos de Madrid y el Instituto Catalán de Oncologí­a (ICO) de Barcelona, han incluido en sus servicios de Farmacia un robot especializado en la preparación de tratamientos de quimioterapia.

Con la ayuda de esta tecnologí­a, denominada APOTECAChemo (Palex Medical), los errores en la dosificación se reducen a cero y aumenta la seguridad de los sanitarios implicados en el manejo de este tipo de fármacos. Los citostáticos (los fármacos oncológicos de la quimioterapia) “son tratamientos complejos por la toxicidad que tienen. Cada paciente necesita unas dosis muy especí­ficas. Si nos pasamos, puede causarle su muerte o daños orgánicos irreversibles que requieran un trasplante”, argumenta Paz Pacheco, farmacóloga del Hospital Clí­nico San Carlos de Madrid. El problema, subraya la experta, “no es tanto la frecuencia”, que ocurre en contadas ocasiones, “como la repercusión”. Las causas más frecuentes de los errores, agrega Pacheco, “pueden ir desde confundir un fármaco con otro en un momento de estrés o sobrecarga, hasta coger un volumen en una jeringa que no corresponde. No suele pasar, pero si sucede, y una vez se ha suministrado al paciente, no tenemos forma de comprobar qué ha pasado ni revertir lo daños causados. Con el robot es imposible que esto ocurra”. Desde el punto de vista de los sanitarios que manejan este tipo de medicamentos, con la preparación manual en las cabinas de seguridad biológica convencionales, “es muy importante que el trabajador esté protegido para no contaminarse (con batas especí­ficas, mascarillas, gorros, guantes y las calzas). […] Se ha demostrado que los citostáticos son queratogénicos y oncogénicos. Igual que frenan un tumor en la indicación correspondiente, si produce una toxicidad puede crear mutaciones y crear otro tipo de tumores”. Según la farmacóloga, varios estudios demuestran, por un lado, que “en animales, los citostáticos son cancerí­genos”. Otras investigaciones, por su parte, “han encontrado trazas de citostáticos en las zonas donde se elaboran las quimioterapias, en las neveras, los equipos, el suelo… Es decir, el riesgo existe”.