Primer test molecular para afinar…

El investigador del Vall d’Hebron Instituto de Oncologí­a (VHIO) y del Hospital Clí­nic Aleix Prat ha descubierto que la clasificación molecular del cáncer de mama basada en un test genómico es el factor más importante a la hora de predecir el pronóstico del cáncer de mama metastásico.

Según su estudio, que publica hoy la revista “JAMA Oncology”, los patrones genómicos del tumor marcan la evolución del paciente durante todo el curso de la enfermedad avanzada. Prat es el responsable del Grupo de Genómica Traslacional del VHIO, jefe del Equipo Genómica Traslacional y terapias dirigidas en tumores sólidos del Institut d’Investigacions Biomí¨diques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), y también jefe de servicio de Oncologí­a Médica del Hospital Clí­nic de Barcelona. Según ha explicado Prat, otro hecho destacado de la investigación es que el test molecular funciona incluso si se determina en el tumor primario años antes de que la enfermedad regrese en forma de metástasis, de modo que la clasificación molecular en el tumor primario predice la evolución de las pacientes desde la aparición de las metástasis en adelante. Hasta ahora, el pronóstico y el tratamiento de las pacientes con cáncer de mama metastásico del tipo hormonosensible se habí­a basado en variables inespecí­ficas como la edad de la paciente, el tipo de metástasis o las terapias previas administradas. El trabajo de Aleix Prat es el primer estudio que no sólo ha permitido asociar los diferentes subtipos moleculares del cáncer de mama con el pronóstico y la predicción de respuesta a la hormonoterapia, sino que ha demostrado que es la variable más determinante en este contexto. Los estudios de los últimos años han permitido clasificar los tumores de mama aparentemente hormonosensibles en 4 subtipos moleculares según su patrón de expresión génica: Luminal A, Luminal B, HER2-Enriched y Basal-like. “Nuestro grupo y otros hemos demostrado que los tumores de mama aparentemente hormonosensibles forman un grupo muy heterogéneo desde el punto de vista biológico y clí­nico”, ha explicado Prat. “Esta variabilidad hací­a patente la necesidad de hallar nuevos métodos que permitieran etiquetar mejor el tipo de cáncer de mama de cada paciente para afinar su prognosis y la respuesta a los tratamientos hormonales y la quimioterapia”, ha añadido.