Pacientes con artritis exigen que la Administración no demore la entrada de nuevos tratamientos
Las asociaciones de pacientes Liga Reumatológica Española (LIRE), Acción Psoriasis y ConArtritis demandaron ayer a la Administración la aceleración de la entrada de tratamientos innovadores para combatir la artritis psoriásica, ya que insistieron en que una detección y tratamiento precoz de la enfermedad puede ser vital para la calidad de vida del paciente.
En el último Congreso Eular 2013, las asociaciones evidenciaron los esfuerzos desarrollados a favor de la investigación de terapias innovadoras que contribuyen a la mejora de los síntomas y la calidad de vida de las personas afectadas por esta enfermedad. Sin embargo, aunque los colectivos de pacientes se muestran expectantes ante la llegada de estos, reivindican acortar los plazos desde que el nuevo tratamiento es aprobado hasta su entrada en el mercado español, dado que la enfermedad es muy degenerativa y el pronóstico empeora si la llegada de tratamientos innovadores se retrasa demasiado.
“El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad está tardando mucho en poner los nuevos medicamentos a disposición del paciente. El problema es que normalmente la enfermedad progresa muy rápidamente y los pacientes se desilusionan”, aseguró Benito Martos, presidente de LIRE, quien explicó que en algunos casos la entrada en España ha llegado a retrasarse hasta dos años en comparación con otros países.
Por su parte, Antonio Torralba, presidente de ConArtritis, mostró su preocupación por las diferencias que pueden surgir entre las comunidades autónomas con respecto a la accesibilidad de las nuevas terapias. Asimismo, denunció que la Administración pone trabas a los profesionales para la aplicación de los nuevos tratamientos, aduciendo que son caros y el hospital no puede permitírselos.
Asimismo, Torralba hizo un llamamiento para analizar el coste real de estos tratamientos, ya que en su mayoría permiten alcanzar una mejor calidad de vida y llevar cierta normalidad en el día a día de los enfermos de esta patología. En este mismo sentido, el doctor Santos Castañeda, presidente de la Sociedad Madrileña de Reumatología (Sorcom), denunció que la llegada de medicamentos biológicos (inhibidores específicos de moléculas) se ha retrasado y pidió que se viera su implementación como una inversión y no un gasto, ya que la aplicación de estos tratamientos reducen el gasto de la administración y permiten que los enfermos puedan trabajar en vez de ser baja laboral por discapacidad. Castañeda aseguró con optimismo que en los próximos años aparecerán tratamientos “tan eficaces como los actualmente disponibles con un perfil de seguridad más adecuado para los pacientes y dirigidos a dianas y mecanismos de acción muy diferentes”.
Otro factor importante de la enfermedad es el abordaje médico de la misma, por ello, Javier Garrido, vicepresidente de Acción Psioriasis, pidió una mayor formación en los médicos de Atención Primaria en la artrosis psoriásica y potenciar el acceso a los reumatólogos desde la consulta de dermatología. “Es preciso consultas conjuntas en las que ambos especialistas trabajen de manera coordinada y se favorezca el diagnóstico precoz de la enfermedad y, con ello, un mayor pronóstico”, afirmó.
Por último, Garrido se unió a las críticas de Castañeda y especificó que muchos hospitales se basan en criterios económicos a la hora de la aplicación de medicamentos, ya que la Administración les da un límite de dinero y tienen que optimizarlo lo mejor que pueden. Por este motivo, “no dejan al médico especialista decidir la medicación elegida para tratar a un paciente”, aclaró. La doctora Loreto Carmona, secretaria técnica de LIRE y directora científica del Instituto de Salud Musculoesquelética pidió que haya una detección y tratamiento precoz de la enfermedad, mediante formación a médicos, enfermeras y pacientes, para evitar llegar a los medicamentos biológicos. Aseguró que, debido a su alto precio, sólo se usan en aquellas personas que realmente necesitan el medicamento para mejorar su calidad de vida.
Carmona argumentó a favor de la formación sobre esta enfermedad, al asegurar que “se trata de una enfermedad difícil de diagnosticar por alguien que no sea reumatólogo, dado que tiene similitudes con otras enfermedades reumáticas más comunes”.