El sí­ndrome de ojo seco,…

«Los pacientes que sufren el sí­ndrome de ojo seco, una alteración de la superficie ocular que se origina por falta de producción de lágrima o por una lágrima de poca calidad que se evapora rápidamente, tienen tres veces más dificultad para realizar tareas cotidianas como leer, conducir, trabajar con el ordenador o ver la televisión», asegura el doctor José Marí­a Herreras, del Hospital Clí­nico Universitario de Valladolid e investigador del Instituto Universitario de Oftalmobiologí­a Aplicada (IOBA) de la Universidad de Valladolid.

Más de 5 millones de personas en España padecen el sí­ndrome de ojo seco, un trastorno ocular que causa malestar, problemas visuales e inestabilidad de la pelí­cula lagrimal con daño potencial en la superficie ocular. Según el profesor de Óptica y Optometrí­a de la Universidad Politécnica de Cataluña, Gení­s Cardona, una de las causas principales es la poca frecuencia y calidad de parpadeo, cosa que se resiente si se hace «un uso prolongado de dispositivos informáticos». Los pacientes sufren irritación, sensibilidad a la luz, sequedad, dolor, sensación de arenilla, fatiga ocular, problemas para leer y/o sensación de quemazón. «Las personas que lo sufren están de media 16 dí­as al mes con sí­ntomas», afirma el doctor con motivo del simposio que organiza Allergan en el marco del 91 Congreso de la Sociedad Española de Oftalmologí­a (SEO).

En este sentido, la enfermedad de ojo seco «tiene importantí­simas implicaciones socio-sanitarias por el impacto que genera en la calidad de vida de los pacientes: a nivel fí­sico, porque origina dolor e irritación ocular; a nivel social, porque la persona se siente como un enfermo; y a nivel laboral, por las alteraciones funcionales que ocasiona», asegura este especialista. A esto hay que añadir otras consecuencias difí­ciles de cuantificar, continúa, «como el coste sanitario, el coste indirecto en horas de pérdida laboral, la intolerancia a las lentes de contacto, un peor pronóstico de la cirugí­a refractiva o un mayor riesgo de infecciones en cirugí­a ocular».

Por su parte, el doctor Francisco Javier Hurtado Ceña, miembro de Saluspot y director médico de la Clí­nica Rementerí­a, explica que en el principal grupo de riesgo se encuentran las mujeres de edad avanzada, además de aquellos que sufren enfermedades del tejido conectivo, artritis, tienen déficit de vitamina A, están expuestos a radioterapia o radiación, padecen hepatitis C, tienen déficit de andrógenos, se han sometido a cirugí­a LASIK o de catarata, utilizan lentes de contacto, medicación tópica crónica, tienen el ojo más abierto de lo normal o están expuesto al tabaco.