Obtienen células derivadas de ‘cardiosferas’ para tratar las arritmias después de un infarto
Precisamente, cuando se produce un infarto agudo de miocardio, la obstrucción de la arteria coronaria provoca que un elevado número de cardiomiocitos (células del miocardio) sufran necrosis o apoptosis (suicidio celular), produciéndose cardiomiopatía isquémica y fallo cardíaco congestivo. Además, estos cardiomiocitos muertos son reemplazados por una cicatriz fibrótica que impide el trabajo electromecánico normal del tejido cardíaco, dando lugar a la aparición de arritmias postinfarto.
Teniendo esto en cuenta, un equipo de la Unidad de Terapia Celular y la Unidad de Diagnóstico-Terapéutica Endoluminal del Centro de Cirugía de Mínima Invasión (Cáceres) y el cardiólogo íngel Arenal, del Hospital Gregorio Marañón (Madrid), recurrieron a las células derivadas de cardiosferas (CDC) son una fuente «muy prometedora» por su capacidad intrínseca para proliferar y su potencial natural de diferenciación hacia linajes cardíacos. Además, demuestran mayor potencial de secreción de factores paracrinos (sustancias moduladoras de la actividad celular), angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos), diferenciación cardiogénica, preservación de tejido isquémico, atenuación de remodelación adversa (formación de cicatriz fibrótica) y beneficios funcionales tras el infarto de miocardio, elementos claves a la hora de conseguir mejores resultados en el tratamiento de patologías vía regeneración miocárdica. En este caso, se desarrollaron unas CDC porcinas que están siendo actualmente evaluadas en ensayos preclínicos en un modelo de animal grande, ya que la terapia celular con estas células podría reducir el tamaño de la cicatriz y de tejido heterogéneo eliminando de esta forma el sustrato de las arritmias postinfarto.