Nanopartí­culas en tratamientos de emergencia…

Una nueva clase de nanopartí­culas podrí­a ayudar mucho en los tratamientos de emergencia a ví­ctimas de lesiones cerebrales. El PEG-HCC (polietileno glicol combinado con clústeres de carbono hidrófilos), que ya está siendo sometido a pruebas para ver si, como se cree, es capaz de mejorar el tratamiento del cáncer, parece tener otra utilidad adicional: en estudios con animales, las inyecciones de PEG-HCC durante el tratamiento inicial de una lesión cerebral ayudaron a restablecer el equilibrio del sistema vascular del cerebro.

Estas nanopartí­culas de PEG-HCC, desarrolladas en la Universidad Rice en Houston, Texas, han sido puestas a prueba recientemente para verificar esta otra utilidad, en colaboración con especialistas de la Academia Baylor de Medicina, también en Houston.

Una inyección de PEG-HCC que estabilice con rapidez el flujo sanguí­neo en el cerebro serí­a un avance importante para el personal sanitario de los servicios de emergencias, tal como destaca el quí­mico James Tour de la citada universidad.

En un traumatismo craneoencefálico, las células liberan una cantidad excesiva de superóxido a la sangre. Los superóxidos son radicales libres tóxicos que el sistema inmunitario normalmente utiliza para matar a microorganismos invasivos. Un organismo sano equilibra el superóxido con superóxido dismutasa (SOD por sus siglas en inglés), una enzima que lo neutraliza. Pero incluso un traumatismo craneoencefálico leve es capaz de liberar niveles de superóxido que no pueden ser manejados adecuadamente por las defensas naturales del cerebro, y eso produce cuantiosos daños.En las pruebas, los investigadores constataron que las nanopartí­culas de PEG-HCC sofocaron de modo inmediato y completo la actividad del superóxido y permitieron que el sistema de autorregulación recuperara rápidamente su equilibrio.

Aunque una enzima de SOD puede alterar sólo una molécula de superóxido a la vez, una nanopartí­cula de PEG-HCC con un tamaño similar al de una proteí­na grande puede actuar sobre cientos o miles.

“Esto es lo más extraordinariamente efectivo que he visto nunca”, declara Thomas Kent, coautor del estudio y neurólogo de la Academia Baylor de Medicina. “A los pocos minutos de la inyección, el flujo cerebral de sangre vuelve a la normalidad, y podemos mantenerlo en ese estado sencillamente con una segunda inyección. Al final, hemos normalizado los radicales libres y preservado el óxido ní­trico (que es esencial para la autorregulación)”.

La investigación, por tanto, puede tener repercusiones muy positivas para pacientes de derrame cerebral e incluso en casos de trasplante de órganos.

El próximo paso en la lí­nea de investigación abierta por el equipo de Tour y Kent es que otro laboratorio reproduzca los experimentos y obtenga los mismos resultados. Tour, Kent y sus colaboradores ya los han repetido tres veces, obteniendo los mismos resultados cada vez, pero siempre es deseable una comprobación independiente. Por otra parte, aunque no se ha detectado ningún efecto secundario tóxico provocado por las nanopartí­culas, conviene investigar más al respecto, a fin de tener una total certeza de que su uso es lo bastante seguro.